No todo lo produce la falta de nicotina

Una vez comprendida esta cuestión, lo único que nos queda es trabajar con esas creencias erróneas… ¿cómo? Escribiendo nuestro Diario Personal, leyendo el blog, viendo los vídeos y compartiéndo nuestros miedos con el grupo. Todas esas creencias erróneas son como una bolsa de pus putrefacto que habita en nuestro cerebro y tenemos que extraer y airear. No tenemos que tener vergüenza a sacarlas fuera, pensar sobre ellas, reflexionarlas, escribirlas, compartirlas, etc. Todo lo que nos quedamos dentro, se enquista y se pudre. No hay mejor ejercicio que dejar pasar la luz al interior de nuestros miedos para comprobar que no son ciertos (sigue en pág.9)

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