Para justificar nuestra derrota elaboramos creencias erróneas dirigidas siempre a convertir al tabaco en un elemento indispensable en nuestras vidas. El hecho de imaginar nuestro día a día sin eso tan indispensable nos produce Miedo. Este miedo es el eje principal del problema del tabaco. El miedo se expresa de muy distinta forma en cada fumador: unos piensan que nunca volverán a ser felices, otros creen que su deseo de fumar durará toda la vida, muchos piensan que no podrán gestionar sus problemas familiares o laborales, o temen caer en una depresión o en un trastorno ansioso grave, etc. (sigue en pág.4)