Ahora, entonces, cabe una pregunta fundamental. Una vez iniciamos nuestra vida sin fumar ¿qué porcentaje de ese malestar que sentimos se debe a la falta de nicotina y qué porcentaje a nuestros miedos?Responder a esta cuestión es imposible, pero comprender la pregunta formulada es de vital importancia. Estamos diciendo que parte del malestar que sentimos no se debe a la falta de nicotina (abstinencia), se debe al miedo (sigue en pág.7)