Ya hemos dicho que las necesidades básicas para la supervivencia (como comer o dormir), producen un malestar cada vez mayor si no las satisfacemos, llegando a producir la muerte en última instancia. El malestar que produce la necesidad de fumar es distinto, con el tiempo va desapareciendo y nunca nos llega a matar. Cuando intentamos dejar el tabaco, solemos sentirnos muy mal, por ello volvemos (sigue en pág.3)