
Cuando un fumador empieza a dejar de fumar, puede sufrir lo que en Fumabook conocemos como “secuestro mental”, en el que el deseo de fumar llega a cotas muy altas acompañado de un malestar muy intenso (neviosismo, ganas de llorar, etc.). Decimos que se produce un secuestro mental, pues el deseo de conseguir una nueva dosis pasa a acaparar toda nuestra atención. Son momentos en el que el fumador olvida los beneficios que le reporta dejar el tabaco y el resto de instrucciones o recomendaciones que un profesional sanitario le ha podido dar. El foco se pone únicamente en FUMAR. Este secuestro mental implica una disminución en el nivel de consciencia sobre todos los elementos restantes que intervienen en el proceso, pues solo se hará consciente de lo mal que se encuentra, de las ganas que tiene de consumir y en la idea de realizar una valoración poco calmada y nada sensata entre los pros y los contra de seguir sin fumar y de volver a fumar. Para la persona no será un buen momento para pensar en respiraciones abdominales, listado de beneficios, ejercicio físico o diario personal.
Cuando el secuestro es muy grande, la persona vuelve a fumar, da igual la cantidad que sea. A veces se vuelve de lleno a la cantidad habitual (la rendición), en otras, y lo que es muy grave, fumando una pequeña cantidad como estrategia o medida intermedia ante tal desesperación y que pone en evidencia la pérdida absoluta del control de la situación durante, incluso, varios días o semanas. Aquí el fumador lucha contra una terrible disonancia cognitiva creada entre el miedo a pasarlo mal sin tabaco y la sensación de fracaso ante la situación de no haber controlado el consumo de la droga.
Para que no se produzca de una manera muy acusada este secuestro mental y la consecuente pérdida de este nivel de consciencia, no hay remedios directos para aplicar cuando el tsunami ya ha llegado. Nada ni nadie te podrá convencer de nada en esos duros momentos. Por eso, Fumabook tiene muy claro que aquí la PREVENCIÓN ES FUNDAMENTAL. Esta prevención se lleva a cabo a través de una buena preparación con la adquisición de toda la información posible que te pueda ser útil.
Una persona que deja de fumar de una forma autodidacta irá adquiriendo toda esa información a través de los distintos intentos que vaya sumando. Así es, si el fumador no realiza interpretaciones negativas que fortalezcan sus creencias erróneas, cada intento supondrá una oportunidad para aprender, para adquirir un valiosísimo conocimiento. El problema de hacerlo solo es que en demasiadas ocasiones esto no se produce, más bien el fumador sale más desanimado y peor preparado para el siguiente intento.
Por eso Fumabook te pone mucha información a tu disposición en una tarea que es muy delicada, pues tiene que hacerlo:
-Sin predisponerte. (Si te digo que puedes sentir ansiedad, puedo predisponerte a ello).
-Sin generar rechazo. (Si cuestiono alguna de tus creencias más sólidas, puedes sentirte herida y así rechazar la ayuda).
Todo esto te tiene que empujar a comprender que es importante tener una posición de apertura ante la información nueva que está por llegar. La única finalidad que tiene Fumabook es la de ayudarte, no la de juzgarte o hacerte sentir mal. Es importante que conozcas de antemano todo lo que te puede llegar a ocurrir, pues el “factor sorpresa” no ayuda en esos primeros días sin tabaco. Eso es lo que me ha enseñado la experiencia con los fumadores.
Cuando un niño crece, aumenta sus experiencias vitales, y así el conocimiento sobre la vida. Este conocimiento será la llave para adquirir un nivel de consciencia cada vez mayor, más maduro y sereno ante los futuros retos que se le puedan presentar. A la hora de dejar de fumar, ocurre exactamente lo mismo.
Mantener un óptimo nivel de consciencia es una estrategia muy importante si quieres triunfar