¿De dónde vienen tus creencias erróneas?

No todas las creencias erróneas aparecen en el proceso de la disonancia cognitiva. Hay creencias que se forman por influencia de otras personas, otras por la experiencia personal, y todas éstas influirán de una o de otra manera sobre esas creencias que nacen para minimizar o eliminar esa disonancia cognitiva que aparece en el fumador. Veámoslo detenidamente:

Las creencias, en general, suelen crearse de la siguiente manera:

1. Procedente de una Fuente Externa (otras personas):

Tipo A

Tras una o muy pocas exposiciones: suele ser o una fuente muy fiable para nosotros (por ejemplo, nuestros padres cuando nos dicen “no te fíes de los que no te miran a los ojos cuando te hablan”, o de prestigio (por ejemplo, un libro de ciencia que pone “la mayor parte de nuestro cuerpo es agua”). Cuanto más fiable es la fuente, más resistente será la creencia frente al cambio.

Tipo B

Tras exposiciones externas repetidas: No tienen por qué ser fuentes muy fiables, pero al escucharlas muchas veces adquieren consistencia. Son las creencias procedentes de la cultura popular (por ejemplo, los chinos son muy trabajadores), o del grupo al que pertenezcamos (“los niños de los cursos superiores son unos chulos”). Cuanto más compartida sea esa creencia, más resistente será al cambio.

2. Procedente de la Fuente Interna (la propia experiencia):

Tipo C

Por la suma de experiencias propias: por ejemplo, “en los días nublados se pesca mejor” pues cuando hemos ido con nubes hemos cogido mayor número de pescados. A mayor número de experiencias, mayor resistencia presentará la creencia al cambio.

Tipo D

Por una “revelación” o presentación de una información muy contundente e irrefutable: por ejemplo, “los fantasmas existen” (por haber visto uno en el pasillo de tu casa). Otro ejemplo, pensar que “los hinchas del este equipo son muy violentos”, por haber sufrido la agresión por parte de uno de ellos. Cuanto más contundente, impactante o sorprendente sea la nueva información, mayor será la resistencia al cambio.

Tipo E

Hay un tercer tipo de creencia interna que surge para aliviar la Disonancia Cognitiva. Por ejemplo, si la profesora de mi hijo me dice que es un chico muy mal estudiante y con muy mal comportamiento, y esa información se contrapone a la opinión que tenemos formada de él, generaremos una nueva creencia para invalidar la fuente y desacreditarla (esta profesora es una incompetente y tiene manía a nuestro hijo).

Obviamente, la influencia de las creencias de origen externo (A y B) pueden influir fuertemente sobre la formación de las creencias internas (C, D y E). De ahí la importancia que tiene nuestro entorno familiar y social en la génesis de nuestras propias creencias.

El fumador, normalmente, va a tener creencias de todos estos tipos. Veamos unos ejemplos:

Fuente Externa:

Tipo A: “Aunque deje de fumar, sé que nunca lo olvidaré. A mi padre le pasó, se murió acordándose del tabaco hasta el último día”.

Tipo B: “Dejar de fumar es cuestión de fuerza de voluntad, lo dice todo el mundo”.

Fuente Interna:

Tipo C: “Yo soy incapaz de dejar de fumar, lo he intentado muchas veces y siempre he fracasado”.

Tipo D: “El vapeador es muy eficaz para dejar de fumar, pues mi hermano se fumaba 3 cajetillas al día y lo logró solo usando uno con sabor a fresa.

Tipo E: “A mí el tabaco no me matará. A mi me preocupa mucho la salud, por eso hago mucho ejercicio físico y sigo una dieta saludable y así contrarresto los efectos nocivos del tabaco”.

Todas estas creencias son erróneas, pero para el fumador pueden llegar a ser completamente verdaderas. Detrás de una adicción a la nicotina siempre hay una o varias creencias erróneas que nos bloquea el logro de dejar de fumar. Obviamente, hay muchas creencias que están reforzadas por personas muy importantes para nosotros (para mi padre, fumar era un placer, para mí también) o por gran parte de la población (por ejemplo “el que ha sido fumador, lo será para toda la vida”, lo dice todo el mundo). Otras son fruto de nuestra propia experiencia, es decir, respaldadas por lo que “nuestros ojos han visto” (“dejar de fumar produce una ansiedad horrible insuperable”). Unas y otras pueden llegar a ser tan verdaderas para el fumador, que considerarlas como irracionales pueden llegar a ser una tarea muy complicada para él.

Toda esta información te tiene que ayudar a comprender que, hasta que no pongas en tela de juicio tus creencias más sagradas, tu situación difícilmente mejorará.

http://www.fumabook.com

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