
Uno de los errores más comunes al dejar de fumar es la incorrecta o nula integración de la perspectiva del aprendizaje. Tal y como decimos en Fumabook, la perspectiva del aprendizaje es lo justamente contrario a la perspectiva del “intento único”, que suele ser la más usada entre los fumadores: “yo intento algo, y si no lo consigo, desisto, aplazándolo para un supuesto momento mejor, en otro intento futuro”.
Esta perspectiva del intento único es como comprarse un piano, intentar tocar la Para Elisa de Bethoveen y al comprobar que no podemos, abandonamos el instrumento en un desván. Al año, volvemos a intentarlo, y al no conseguirlo, volvemos a dejarlo; y así sucesivamente, año tras año, hasta hartarnos y ponerlo a la venta en una web de segunda mano.
Algo que debes tener claro es que JAMÁS abrirás la tapadera del piano y comenzarás a tocar esa pieza musical si antes no has estado durante miles de horas practicándola cometiendo errores… J A M Á S. De esta misma manera, nadie conseguirá dejar de fumar sin pasar por un aprendizaje previo donde también cometerá errores.
Esto lo podré poner en mayúsculas, en negrita, en cursiva, en mayor tamaño, en rojo o en el fluorescente más cegador de la historia… que seguirá habiendo fumadores que no quieren asumirlo. Continuarán desesperándose y rindiéndose ante el primer error, ante la primera dificultad.
Así es, “me pongo una fecha, lo paso mal, me desespero y empiezo a fumar de nuevo”.
Solo cuando observes lo que sucede, extraigas un aprendizaje positivo y lo apliques en lo sucesivo, conseguirás dejar de fumar.
– ¿Cómo NO se debe hacer?: “Dejé de fumar, pero lo pasé muy mal, no pude lograrlo y me fui a comprar tabaco. Yo no sé qué es lo que me pasa, o es que soy muy débil, o es que no tengo fuerza de voluntad, o es que simplemente soy una inútil, o si mi adicción es más severa o mis circunstancias personales más desfavorables”. En el ejemplo del piano sería: “Me he comprado un piano, he abierto la tapa, he puesto las manos encima de las teclas, he empezado a presionar algunas de ellas y eso no se parecía en absoluto ni a la Para Elisa ni a ninguna música conocida. Seguramente mis dedos sean demasiado cortos, quizás no tenga agilidad mental para tocar un instrumento, no tenga oído musical o la musculatura de mis manos esté atrofiada; no lo sé… Me rindo”.
– ¿Cómo SÍ se debe hacer?: “Dejé de fumar, lo pasé muy mal y me fui a comprar tabaco. Sé perfectamente que para dejar de fumar no se puede fumar ni uno, ni de vez en cuando, por eso, más tarde, estando más tranquila, me di cuenta del error que estaba cometiendo, tiré la cajetilla a la basura. Me percaté que no había tirado ni lo mecheros ni los ceniceros, y la verdad no apliqué las recomendaciones que me había facilitado Fumabook. Al día siguiente volví a levantarme siendo no fumadora. Cuando llegó la tarde, tras el almuerzo, empecé a echar de menos el tabaco. Esta vez no iba a permitir que la “bola” se hiciera más grande, de inmediato me puse las zapatillas de deporte y me fui a caminar una hora. A la vuelta me puse con el diario personal y compartí con el grupo que me veía en riesgo de caída. Esta me vez no me escondí, no quise avergonzarme por ello. Para cuando ya me había dado cuenta, la tarde había llegado a su fin y me sentí más calmada. He vivido ese día de una forma más consciente, sin evaluarme tan negativamente y sin perder el control como el día anterior; entendiendo que este tipo de días malos pueden presentarse y que he de manejarlos de la forma más inteligentemente posible. El día de ayer fue muy malo y terminé fumando, pero sin duda me ayudó a entender un poco cómo va a ser todo este proceso. Hoy no he fumado y ésa es mi gran recompensa de mi momento actual. Hoy he logrado lo que ayer no pude…¡un gran avance!. Estoy segura que cada día aprenderé un poquito más”. En el ejemplo del piano sería: “Hoy abrí mi piano nuevo, pero no pude tocar la Para Elisa, ni nada. Así que me he inscrito en un canal de Youtube para aprender a tocar el piano. Esta semana he estado dos horas al día solo haciendo ejercicios con la mano derecha, do, re, mi, fa, sol… sol, fa, mi, re do. No parece mucho, pero después de tres días lo hago con mucho más soltura. Eso me satisface y me anima a seguir trabajando duro, ¡hasta me he grabado un vídeo tocando esa musiquita que me sale!. Sé que, probablemente no toque mi pieza musical favorita hasta dentro de muchos meses, pero mientras disfrutaré con mis avances, viendo como mi trabajo y mis esfuerzos dan sus frutos”.
No hay mucho más que decir, señoras y señores: APRENDIZAJE, APRENDIZAJE Y MÁS APRENDIZAJE.