¿Cuál es tu perfil de fumador?

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En otros post hemos hablado sobre la cuestión de si fumar es un placer o no (se recomienda leer aquí y ver vídeo aquí). Al final concluimos que el tabaco no proporciona placer, sino que satisface una necesidad que él mismo produce. Al satisfacer la necesidad, elimina las sensaciones negativas que provoca la ausencia de nicotina en nuestro cuerpo, confundiéndose esto con el placer. Pues bien, la Necesidad que produce, no es igual en todos los fumadores. Hay quienes confiesan que su mejor cigarro del día es en el momento justo tras despertar. En cambio hay otros que son incapaces de meter humo en la boca nada más levantarse. Esto es un simple ejemplo de las distintas formas en que puede aparecer la necesidad en los distintos fumadores. De este modo, podríamos decir que cada fumador tiene un perfil distinto o que dibuja una curva de necesidad distinta a lo largo del día.

 

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En esta gráfica vemos los cigarros que se fuma un individuo en las distintas horas de un día desde las 7 de la mañana a las 23 horas. Los puntos altos de la curva son momentos en que apetece más fumar, hay más necesidad. Los puntos bajos son cuando hay menos necesidad o posibilidad para fumar (en las horas de trabajo no podemos fumar cuando queremos). Por ello, no hay dos fumadores con curvas de necesidad iguales. Esto es importante para entender por qué debemos ser muy prudentes con los consejos a la hora de asesorar a alguien que quiere dejar de fumar. Lo que nos ha venido bien a nosotros, puede que no le venga bien a otra persona. Los picos máximos no solo se producen en “horas del día”, también dependen de momentos. Hay quienes consideran sagrados los cigarrillos fumados junto a una copa de vino, sea cual sea la hora. Otros tienen esta necesidad elevada tras darse un baño relajante, tras tener relaciones sexuales, o bien tras ingerir una comida. Efectivamente hay situaciones que evocan esta necesidad: charlar con un amigo, ver un partido de fútbol, pasear, etc…

No hay mejor estrategia para vencer a tu enemigo que conocerlo con profundidad y detectar sus puntos más débiles. Piensa y reflexiona sobre ello. ¿Cuáles son tus picos máximos de necesidad? Una vez los hayas identificado, trata por todos los medios evitarlos durante las primeras semanas una vez apagues tu último cigarrillo. Dejar de fumar no es únicamente una prueba de resistencia como muchos creen, donde uno tiene que aguantar la situación que sea, venga como venga. Dejar de fumar exige Resistencia y Estrategia. Es importante dibujar tu curva de necesidad y evitar la exposición a las situaciones de mayor peligro siempre que nos puedan suponer un obstáculo en nuestro proceso de aprendizaje. A continuación veremos algunos ejemplos donde se escenifica la experiencia de algunos fumadores respecto a sus necesidades. ¿Te sientes identificado con alguno de ellos? Léelo y comparte tu opinión y tu caso particular en el grupo si así lo deseas.

 

Mi nombre es Lourdes. Igual que te digo que no puedo vivir sin fumar, también debo reconocer que en las primeras horas del día no puedo fumarme ni uno. No sé por qué, pero me ocurre. Creo que es tras el almuerzo cuando me apetece realmente fumar. Algunos por la tarde y, sobre todo, cuando ya he finalizado las actividades del día, ese es mi momento, y me relajo fumándome mi cigarrillo.

 

Mi nombre es Laura. Solo fumo cinco o siete cigarrillos al día. Sobre todo tras las comidas, y alguno suelto por ahí. Los fines de semana fumo más, sobre todo si salgo con mis amigas.

 

Soy Sonia. Para mí hay dos cigarros a los que no podría renunciar: cuando estoy tranquilamente haciendo algo que me gusta, por ejemplo, tras darme un baño en la playa, y, segundo, tras hacer el amor con mi pareja. No sé qué es lo que tiene, pero no lo puedo evitar.

Soy Andrés. Mi caso es muy claro. Fumo poco. A veces de vez en cuando, pero cuando discuto con mi pareja me fundo una cajetilla en muy poco tiempo.

 

Soy Rafael. Me gusta mucho la cerveza, y alguna copita de vino. Cuando estoy en un bar tomando este tipo de bebidas, me fumo los cigarros uno detrás de otro. Lleno el cenicero en poco tiempo.

 

Soy Raquel. Sé que no tengo perdón, pero es salir del gimnasio… y encenderme un cigarrillo. Sé que tengo los pulmones abiertos y que, probablemente, sea aún peor para mi salud, pero no lo puedo evitar.

 

Soy Pedro. Trabajo en turno de noche, que te voy a contar. El aburrimiento es mi peor enemigo. De madrugada voy uno tras otro sin parar, aunque a veces no me apetezca.

Me llamo Juan. Cuando me levanto necesito fumarme un cigarrillo antes de hacer cualquier cosa. Me lo pide el cuerpo. Ya después puedo ducharme y vestirme con tranquilidad. Luego, más tarde, me tomo mi café junto a otro cigarrillo… o dos. A lo largo del día me voy fumando cigarros cada 20 o 30 minutos, a veces más. Los cigarros después de las comidas son sagrados. Incluso, pauso el almuerzo para fumarme uno. Más bien, siendo sincero, puedo comer y fumar a la vez. El resto del día y la cena la paso igual. Viendo la tele, antes de acostarme me fumo algunos. Y el cigarro antes de ir a la cama es vital.

P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook

www.fumabook.com

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6 comentarios

  1. he dejado de fumar después de 28 años del vicio aunque pensaba que esto nunca me pasaría, un día para otro. ya pasaron más de dos meses, y no he tenido ni un mínimo síntoma de abstinencia. lo único que un par de veces he tenido sueños en los cuales fumaba y me asustaba: para què??? llegué a la conclusión que no tuve nunca la dependencia química, sino, totalmente psicológica.

    1. Los sueños son muy normales. Irán desapareciendo con el tiempo. Tener una abstinencia leve es una buena noticia. Solo presenta un problema, hay muchas personas que ante esa aparente «facilidad» pueden tener cierta tendencia a recaer, sobre todo ante algún problema personal, ya que evalúa que la próxima vez será igual de fácil. Pero esto no suele suceder, la próxima vez puede ser un martirio. No siempre ocurre, pero es bueno saberlo y estar alerta.

      1. yo no trataba de dejar de fumar, verdad que no pensaba que fuera posible. me ayudó analizar las situaciones en las cuales fumaba: me di cuenta que lo hacía cuando estaba tensa o muy cansada. y lo que fue el punto final, era el entender que el cigarillo , en realidad, no me bajaba la ansiedad, ni el cansancio, ni la tensión. extrañamente, fue una especie de imprinting después del cual nunca más quise fumar. como si hubiera construido una barrera interna que para siempre me separó del vicio. creo, tuve suerte.

  2. Fumo al despertar inmediatamente, durante la mañana es cuando más fumo , cinco cigarrillos si estoy en casa., Si salgo a realizar alguna actividad no fumo , el total de cigarrillos que consumo son 10 al día. No acostumbro fumar si me encuentro con personas que no consumen tabaco. Lo hago cuando estoy a solas en casa. Lamentablemente estoy en el paro y vivo sola. No me gusta el olor ni el sabor del tabaco. Estoy tratando de disminuir la cantidad hoy voy por 8 cigarrillos .

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