Imaginemos que acabamos de almorzar en el banquete de una boda. El menú ha sido magnífico y nos hemos saciado plenamente. Decidimos no tomar postre. Pero cuando el camarero nos pone el plato delante, comprobamos que es nuestro postre favorito y ha sido elaborado por un chef muy conocido. Decidimos aceptarlo y deleitarnos con su sabor y textura exquisita en nuestro paladar. Logramos disfrutar de un verdadero placer.
Imaginemos ahora que hemos salido de senderismo y nos hemos perdido. Pasan los días y llevamos cinco jornadas sin comer. Encontramos en el suelo un trozo de pan duro y cubierto de un espeso moho. Decidimos comerlo con prontitud, hecho que nos proporciona el bienestar de mitigar el hambre.
En la primera situación, el postre nos proporciona un placer. En la segunda, en cambio, se satisface una necesidad. El cuerpo tiene mecanismos para asegurar las funciones que son cruciales para la vida, como son: beber, comer o dormir. Si no hacemos alguna de estas tres cosas, nos sentimos muy mal. Al satisfacerlas, sentimos la desaparición de ese malestar, y eso nos agrada.
El trozo de pan duro y mohoso no proporciona en sí un placer, más bien, anula una necesidad y su consecuente malestar. Si lo pensamos, si hubiéramos comido ese trozo de pan tras el banquete, seguramente no solo no nos hubiera proporcionado placer, sino que nos podría haber inducido náuseas e incluso vómitos. Eso es lo mismo que pasa cuando un «no fumador» se fuma un cigarro, siente tos, mareo, mal sabor, etc…. ya que el cigarro no proporciona placer, únicamente satisface una necesidad que él mismo ha provocado.
Con el tabaco pasa lo mismo. Fumar no proporciona placer, elimina una necesidad que él mismo produce ante su ausencia. La adicción utiliza el mismo mecanismo que nuestro organismo: produce malestar para asegurar el consumo de su dosis.
Si eliminamos el tabaco, esa necesidad va desapareciendo poco a poco hasta que un día, simplemente, ya no está. ¡Merece la pena la espera!
«Cuando pase el tiempo, el cigarro dejará de ser una necesidad, y cuando pruebes uno, no te aportará placer alguno»
Ver vídeo explicativo aquí
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del libro para dejar de fumar Fumabook