De una forma u otra, dejar de fumar no parece una tarea sencilla. Pero si tengo que elegir, elegiría ser un adulto. El joven realmente no quiere dejar de fumar o no le da la importancia suficiente. Aunque sea más difícil a edades más tardías, nuestra firme decisión de dejar el tabaco es el arma más poderosa para poder lograrlo. Tristemente, no todos los fumadores adultos desean dejar de fumar. Recordemos aquellos fumadores que fijan sus distorsiones cognitivas sobre ese mismo deseo, anulándoselo. (Sigue en pág. 5)