Estamos acostumbrados a recibir a través de las redes sociales fotografías y vídeos donde se muestran imágenes de pulmones alquitranados, pruebas con recipientes con algodón donde se evidencia el contenido químico y tóxico de los cigarros. Además, cada día, la cajetilla de tabaco nos muestra fotos de dientes negros, personas escupiendo sangre, cadáveres, cáncer. En definitiva, todo lo que fumar le provoca a tu cuerpo. Pero, ¿qué le hace a nuestro cerebro?
El cerebro es un órgano muy complejo del que muy poco se sabe. En contra de lo que se hace con los pulmones de los fumadores en los vídeos que circulan por internet, no podemos abrir un cerebro por la mitad y enseñaros todo el daño que en él provoca. Lo que fumar le hace a tus neuronas, a tu funcionamiento cognitivo no se puede ver y apreciar a simple vista. Lo que sí te podemos mostrar son las consecuencias del daño que produce en tu cerebro.
El tabaco tiene el inmenso poder de manipular tus pensamientos y tus creencias. Te puede hacer creer:
-Que tú no eres capaz de dejarlo.
-Que eres débil.
-Que tu vida es demasiado difícil para dejarlo.
-Que tu felicidad depende de que sigas fumando.
-Que tú no tienes fuerza de voluntad.
-Que no tienes autoestima.
-Que te gusta demasiado o te provoca un inmenso placer como para dejarlo.
Hay otro tipo de fumador que piensa:
-Que fumar no es tan nocivo.
-Que de algo hay que morir.
-Que a él no le va a hacer enfermar.
-Que fuma porque es libre.
-Que hay otras muchas cosas peores que fumar.
En efecto, el gran problema del tabaco es la manipulación que provoca en tu cerebro, haciéndote: o que no quieras dejar de fumar, o que te veas incapaz para conseguirlo. La adicción es como un parásito que se enquista en tu cabeza tomando el control de todos tus recursos cognitivos o mentales, con el único propósito de mantenerse vivo y asegurar su dosis diaria de nicotina. Funciona como lo hacen los virus, que entran en una célula sana, destruyéndola y apoderándose de su maquinaria interna para poder vivir, multiplicarse y así infectar todo tu cuerpo.
La gran dificultad de la adicción al tabaco es que ataca a tu «ordenador central», es como un virus informático que te infecta tu pensamiento. No eres tú el que crees que te gusta fumar, es la adicción. No eres tú el que eres libre para fumar porque puedes hacer lo que te dé la gana, es la adicción. No eres tú el incompetente o incapaz para dejarlo, es la adicción la que hace creertelo. Cualquier pensamiento que defienda el tabaco viene de ese control químico que hace en tu cerebro. De eso trata una adicción.
Al igual que la adicción a la heroína ha hecho a personas vender los muebles de su familia y sus joyas y robar por la calle, a ti te te hace también llevar a cabo conductas que sin ser fumador no harías. El heroinómano no roba porque sea un malvado delincuente, sino por que su «cabeza» se lo dicta para conseguir su dosis. A ti te pasa lo mismo, pero a otra escala. Para asegurar tu dosis de nicotina, la adicción le genera a tu cerebro pensamientos falsos como los que antes citamos.
No podemos exprimirte un cerebro para que veas el alquitran y las sustancias cancerígenas que se depositan en él, pero si podemos enseñarte todo el poder que la nicotina ejerce en tu cerebro. Probablemente no lo veas, te cueste reconocerlo o pienses que tú eres un caso excepcional que te permite controlar la situación… todos esos son pensamientos procedentes de la adicción.
En ti está la decisión de hacer oídos sordos a la voz de tu cerebro encarcelado, liberarlo para siempre y volver a ser esa persona que siempre debiste ser.
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook
Quiero dejar de fumar, por mí salud, desde los 17 años tengo está adicción, ahora estoy por cumplir los 70 años , me siento débil, estoy desesperado, quisiera hacer algún deporte, salir a caminar .
Mario, te animo a unirte a nuestro grupo de ayuda en Facebook. Más información en http://www.fumabook.com