Por otra parte, tenemos al fumador adulto. El hombre y la mujer con experiencia saben perfectamente lo que cuesta dejar de fumar, lo que supone económicamente el tabaco y los riesgos para la salud que le pueden acarrear. Todo esto que no tenía el joven, sí lo tiene la persona mayor, pero por contrapartida se encontrará con una adicción y un hábito muy arraigados. (Sigue en pág. 4)