A nivel mental, el ejercicio al que suele someterse el fumador es el de intentar afrontar “toda una vida sin tabaco”. Así, cuando una persona intenta poner una fecha, visualiza lo que va a ser su día a día sin fumar, el fin de semana sin tabaco, la fiesta del pueblo sin tabaco, la boda de su prima sin tabaco, las vacaciones sin tabaco, ir a comer a los restaurantes sin tabaco, etc. Intentar enfrentarse a toda esa realidad, es como pedirle a tu cerebro que levante 150 kg de una vez; no podrá, se agotará, se frustrará y descartará la idea de intentarlo una vez más, generándose la creencia errónea tan extendida de “Yo no puede dejar de fumar”. Da igual el número de veces que lo intentemos, el resultado siempre será el mismo.(sigue en pág.7)