Imaginemos que queremos estar fuertes como un culturista profesional. Para ello nos acercamos a un gimnasio y le preguntamos a uno de ellos. ¿Cuántos kilos coge usted para estar tan fuerte? Nos dirá, por ejemplo, 150 kg. Como queremos estar tan fuerte como él, nos proponemos hacer ejercicio con esos mismos 150 kg para conseguir los mismos resultados. Una vez nos tumbamos e intentamos levantar la pesa, nos damos cuenta que no somos capaces ni de elevar un simple centímetro. Dado nuestro fracaso, decidimos abandonar la idea de hacer ejercicio para ponernos fuertes como un culturista. Este ejemplo tan sencillo y aparentemente absurdo, pone en evidencia lo que le ocurre a la mayoría de las personas que intentan dejar de fumar.(sigue en pág.6)