Sin duda en el octavo mes estarás mejor que el primero, pero eso no significa que en el mes noveno no puedas experimentar un día realmente complicado como el que más, que te haga replantearte todo. La adicción se comporta como un animal salvaje que, aunque esté herido o moribundo, intentará sacar fuerzas para dar un último mordisco que te haga regresar al cigarrillo y al mechero, a tu maldito zulo.
(Sigue en pág. 3)