Despertar y ser un NO-FUMADOR

Dejar de fumar implica algo más que “no fumar”. Hay quienes dejan de fumar a golpe de fuerza de voluntad añorando día tras día su ansiado cigarrillo; recordando un tiempo pasado en el que se sentaban en la cafetería a beberse un buen café o una cerveza fresquita acompañados de un cigarrillo “plancentero”. Literalmente eso es “no fumar”, pero no significa que uno haya curado su adicción. Para convertirse en un auténtico no fumador no adicto, hace falta algo más, el “despertar” de una consciencia que ha permanecido dormida durante años. Esto que resulta fácil decirlo y escucharlo, es complicado a la hora de interiorizar. Y lo más peligroso es cuando creemos que estamos despiertos y aún no lo estamos. Por eso, desde Fumabook, siempre pedimos cautela y, sobre todo, muchísima humildad durante el proceso de dejar el tabaco. El despertar requiere de mucho tiempo.

Pero, ¿a qué nos referimos con el despertar de la consciencia? A la hora de formular una respuesta a esta pregunta, me viene a la cabeza la película de Matrix cuando Morfeo le dice a Neo que “Matrix, por desgracia, no se puede explicar, has de verlo con tus propios ojos”. En nuestro caso, intentaré darte una explicación, aunque resulte insuficiente, pues aquí también es necesario “que lo veas con tus propios ojos”.

Las creencias que elabora un ser humano a largo de su vida están fuertemente influenciadas por su experiencia personal y por las creencias que le son compartidas por la sociedad que le rodea (familiares, amigos, medios de comunicación, etc.). Una vez “nace” una creencia, cuando se consolida, es muy difícil modificarla. En torno al tabaco, las personas también generan un conjunto de creencias modeladas por su propia experiencia como fumador y por la influencia de su entorno, no solo de otros fumadores, sino a través de la opiniones de no fumadores, del trato social que se le otorga al consumo de tabaco a través de la elaboración de leyes, diseño del marketing de los productos del tabaco, aparición en el cine y la propia conducta de fumar entre las personas que nos rodean (padres, primos, profesores, médicos, etc). Estas creencias que tengamos sobre el tabaco serán muy rígidas y difíciles de modificar o eliminar. El fumador, como ser adicto a una droga muy potente, posee un conjunto de creencias erróneas sobre el tabaco. Algunas son generales, es decir, afectan a todos los fumadores (por ejemplo, los fumadores no son drogadictos, fumar es un placer, el que ha sido fumador lo es para toda la vida), y otras particulares, que hablan solo de la persona en cuestión (por ejemplo, yo no tengo fuerza de voluntad, a mí me ayuda fumar a calmar mis nervios, etc.). Para curar la adicción a la nicotina (que no es lo mismo que decir “para empezar a dejar de fumar”), es necesario que estas creencias erróneas sean eliminadas o, al menos, reducidas a un nivel muy considerable. Cuando esto ocurre, uno se da cuenta de lo “equivocado que estaba”, es en ese momento cuando se produce ese “despertar”. Para empezar a dejar de fumar, el fumador no debe plantearse previamente eliminar estas creencias, pues eso es imposible, la primera meta debe ser “poner en tela de juicio todas las creencias erróneas” e ignorarlas. Será más tarde con la propia experiencia de la persona, cuando estas creencias sean reducidas y eliminadas. Algunas serán muy pronto (nunca pensé que fuera capaz de estar un mes sin fumar), otras, en cambio, llegarán a los muchos meses o, incluso, años (yo pensaba que ante la muerte de un ser querido iba a caer de nuevo, pero tras tres años sin fumar, mi padre falleció y ni mi acordé del tabaco).

Cuando una persona cura su adicción, despierta su consciencia y se da cuenta de la privación real a la que estaba sometida y lo engañado que estaba en sus pensamientos.

www.fumabook.com

Un comentario

Replica a Pilar Arguiñáriz [Palel] Cancelar la respuesta