La astilla del fumador

La inmensa mayoría de fumadores mantienen una astilla clavada en algún lugar de su mente. Esta astilla representa ese pensamiento que sale a flote de vez en cuando a la superficie, a la consciencia, y que nos recuerda que “quizás deberíamos dejar de fumar”. A veces este pensamiento se materializa en un intento (fallido o no), pero en la mayoría de las ocasiones tiende a volver a su lugar de origen: enterrado en algún lugar oscuro y recóndito de nuestra mente. Hay fumadores que mantienen media astilla fuera y media dentro, molestándoles casi a diario como una mosca cojonera que les susurra al oído una y otra vez que: tienes que dejar de fumar, tienes que dejar de fumar, tienes que dejar de fumar, tienes que dejar de fumar…

Amigos y amigas, quizás nos hayáis dado cuenta, pero esta astilla o mosca cojonera es tu DISONANCIA COGNITIVA; esa incomodidad psicológica interna que te recuerda que una de tus conductas (fumar) no se lleva bien con algunas de tus creencias (fumar es malo, fumar puede matarte, fumar te cuesta una pasta, etc.).

No todos los fumadores sienten esta disonancia de la misma manera. A mayor profundidad del engaño mental (cuanto más seas fumador tipo I) menos la sentirás. Así es, si fumas pensando que eres libre para hacerlo, que de algo hay que morir, que no hay mejor manera que hacerlo que fumando pues así tú elijes la forma de irte al otro barrio, no hay duda que tu astilla debe estar tan enterrada que probablemente nunca salga a flote en lo que te resta de vida. En fumadores de este tipo, en algunos casos, esta astilla puede emerger súbitamente tras un intenso terremoto, como cuando te diagnostican un cáncer de pulmón por fumar y te dan seis meses de vida. Es el momento donde bruscamente se abre una profunda grieta en tu mente dejando ver en el fondo aquel trozo de madera clavado desde hace no sé cuánto tiempo. Tristemente será demasiado tarde para rectificar.

Pero la mayor parte de los fumadores no son de este tipo y sí que mantienen ese “deseo oculto” de dejar de fumar algún día.

Esta disonancia o astilla que emerge, suele reducirse o eliminarse para que uno pueda vivir más tranquilamente. Es decir, cuando sale a flote, el fumador suele taparla con un poco de tierra para que no incordie mucho. ¿Cómo lo hace?, pues construyendo falsas creencias que le permitan seguir fumando: Yo es que no tengo fuerza de voluntad; yo tengo muchos problemas personales; yo hago mucho deporte y sigo una dieta sana y así contrarresto los efectos nocivos del tabaco; etc. Así es, cada uno, según sea su carácter, su personalidad y sus circunstancias personales, elaborará un relato propio que le permita ocultar durante un tiempo más esa astilla que sale flote y que nos recuerda que algo no estamos haciendo bien.

Te invito a no tapar más tu astilla y a arrancarla de una vez para siempre dejando de fumar.

www.fumabook.com

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