
En las redes sociales se hace evidente la sed de información que tienen muchos fumadores sobre la mejor opción farmacológica a la hora de dejar de fumar. Al respecto es importante dejar claro dos cosas:
1. Que no se dejen aconsejar por la experiencia de otros fumadores.
2. Que se pongan en manos de su médico, que será el que determine si le hace falta algún medicamento, y en ese caso, si puede tomarlo en función de sus características personales.
Una vez esto sea entendido, el fumador debe comprender una cosa que es de vital importancia. Cuando uno padece una infección, la toma de antibióticos por orden médica supone atacar al origen del problema. Las bacterias te generan una infección, y tú las aniquilas con el medicamento para que la infección remita. Por otra parte, el médico te pondrá un tratamiento para aliviar la sintomatología, por ejemplo, uno para la fiebre. Es decir sobre este último, hablamos de un medicamento que amortigua uno de los síntomas, pero no ataca al origen de tu problema, no lo soluciona de raíz. Al dejar de fumar, se debe tener muy claro que los medicamentos que existen son sintomáticos, en ningún caso “te curan”. Nunca una de esas pastillas tendrá la capacidad de reparar los cambios cerebrales ocasionados por la droga ni el conjunto de creencias adictivas irracionales elaboradas por él. Por tanto, estos medicamentos están destinados para que, durante aquellas primeras semanas que estés sin fumar, no lo pases mal o tan mal. Lógicamente, nadie va a dejar de fumar gracias al medicamento ni va a fracasar por culpa del mismo. El medicamento solo es una ayuda suplementaria, no tiene tanto poder. Por eso es tan importante que estas opciones farmacológicas vayan de la mano con la terapia. Será esta última la que tenga la capacidad de estimular y reforzar tus propias herramientas, las verdaderas responsables de tus éxitos y tus fracasos.
Una pastilla de paracetamol no curará una neumonía, de la misma manera que el Todacitán no curará tu adicción a la nicotina. Hay que tener muy claro el papel de los medicamentos para prevenir unas expectativas ilusorias que precipiten un descalabro motivacional cuando compruebes que el proceso depende más de ti que de ellas.