
La mayoría de los fumadores creen que dejar de fumar se logra simplemente estando sin fumar, superando la tentación a coger un cigarrillo cuando éste se sienta necesario o creas que te pueda apetecer. Esta forma de entenderla no es correcta del todo, es algo más complejo. Expliquémoslo.
Cuando dejamos de fumar nos vamos a presentar ante dos situaciones:
– Situación de control: se da en todos los fumadores durante un tiempo y supone la presentación de un deseo de fumar en unos límites que podemos ejercer un control. Éstas cada vez serán más leves hasta que ya no aparezcan. Queremos fumar, pero no lo hacemos. Es como cuando estamos comiendo una galleta de chocolate y nos apetece comer una segunda. En esta situación de control, la fuerza de voluntad ejerce un papel más predominante, pues supone decir NO ante una tentación que está al alcance de la mano. Esta situación no presenta realmente problema, pues cualquiera tiene la fuerza de voluntad necesaria para superarla. En caso contrario, que la persona decida no resistirse, estaríamos hablando más de una situación de holgazanería. “Sé que no debo comerme otra galleta, pero me la como porque me da la gana”.
– Situación de no-control: ésta es la situación denominada por Fumabook como de bloqueo o secuestro mental, donde se agudiza o llega a máximos el golpe de estado cognitivo crónico que genera el cerebro adicto. En este caso, la fuerza de voluntad no sirve de nada, ya que no es útil para gestionar la situación. Éste es el motivo por el que siempre decimos que dejar de fumar no es una cuestión únicamente de “fuerza de voluntad”. Nos enfrentamos a un despliegue muy activo de las creencias erróneas (ej: sin fumar seré una persona infeliz) que generan una gran cantidad de pensamientos negativos (ej: si no vuelvo a fumar me voy a cargar mi matrimonio) y pensamientos permisivos (ej: por el bien de mi familia, decido volver a fumar) o pensamientos reconversores (me he dado cuenta que yo, en el fondo, no quiero dejar de fumar -reconversión a fumador tipo I).
Dejar de fumar no trata de superar las situaciones de control, pues eso lo hace cualquiera que tenga claro el deseo de dejarlo, esté convencido y no sea muy vago. El verdadero reto al que se enfrenta el fumador es aprender a gestionar las situaciones de no-control o bloqueo mental. Cuando dejamos de fumar por primera vez, tendremos muchas probabilidades de sufrir unos de estos episodios. Si entendemos que la derrota ante una de estas situaciones es una oportunidad de aprender y mejorar, estaremos en el camino del éxito, si lo interpretamos como un fracaso consecuencia de nuestra torpeza o incapacidad, nos hundiremos más en el abismo de la adicción (la aparición de la CULPA).
La correcta interpretación de estas derrotas es lo que diferencia a los fumadores exitosos de los que no. Si comprendes que a medida que te enfrentas a estos bloqueos mentales te haces más experto y no un ser más débil, más cerca de la meta te encontrarás.
Aprender ante un bloqueo mental significa enfrentarse a él cada vez con un nivel mayor de consciencia, hasta que un día, éste NIVEL DE CONSCIENCIA sea tan elevado que decidir no fumar sea tan sencillo como hacerlo en una “situación de control”. Simple y llanamente, de esto va dejar de fumar.
Las situaciones de no-control suelen ser más activas al principio por la falta de droga (abstinencia física), pueden desencadenarse por una mala gestión de las creencias erróneas, y pueden motivarse ante situaciones de exceso de alcohol, estrés, ansiedad, y ante la presentación de estímulos externos muy asociados con el tabaco (café, fiestas, etc.).
Fumabook te da herramientas para aplicar un correcto aprendizaje en tus situaciones de “no-control”:
1. Si se decide fumar: rellenar “la hoja de rescate” (en www.fumabook.com en el apartado “herramientas para el libro” y entregarla a tu persona de confianza: cuanto antes la cumplimentes, mayor nivel de consciencia mostrarás. (Antes, durante o tras el consumo).
2. Si se decide fumar, no tomar tabaco de nadie. Debe ser uno mismo, encuentre como se encuentre, y sea la hora que sea, el que tenga que salir a la calle e ir a comprar tabaco.
3. Si se decide fumar: demorar el consumo del primer cigarrillo desde el momento que se decide volver a fumar, de 24 horas (o más) a 1 hora como mínimo. Cuanto mayor sea el retraso, mejor.
Estas maneras de “recaer” te ayudarán a tomar mayor consciencia ante la situación, aproximándote a dar un paso atrás y no consumir, y a aumentar el control en los siguientes bloqueos mentales (el verdadero Aprendizaje) .