
No es raro encontrarme con fumadores y fumadoras que pretenden dejar de fumar y no lo consiguen, pero cuando rascar un poco en su interior, te das cuenta que la verdadera batalla no la tienen con el tabaco, sino con ellos mismos. Como siempre hemos de hacer, en la vida debemos priorizar los problemas que tenemos que solucionar o aprender a sobrellevar. Tenemos que ir paso a paso y no acumular grandes objetivos.
En ocasiones nos encontramos al fumador Pinocho (que fuma a escondidas de sus seres queridos), sumergido en una terrible culpa y sentimiento de vergüenza. Lógicamente ésta es una cuestión que debemos abordar antes de dejar de fumar. En otras ocasiones son situaciones que nada tienen que ver con la adicción: problemas graves de pareja, descontento laboral, sufrir alguna enfermedad física o mental, etc. Todas estas cuestiones deben ser colocadas en una situación, si no de resolución, sí de aceptación y con una correcta gestión. No podemos enfrentarnos al tema del tabaco bajo mínimos, teniendo otras batallas de gran calibre abiertas y cerca de la derrota.
No obstante, debemos tener mucho cuidado y evitar usar estos problemas como los eternos comodines que justifiquen el hecho de no trazar un plan para dejar de fumar. Debemos planificar un calendario. Quizás toque dejar de fumar este año, pero quizás no. En el caso que consideres que no toque, deberás dejarte la piel en aquellos problemas que consideres más prioritarios y realmente lo sean, pongas unos límites temporales y los cumplas. Quizás tardes varios años, pero cuando lo logres, la sensación de plenitud será indescriptible. En cambio, si te quedas estático, la bola de nieve seguirá rodando arrasando con todo y haciéndose con total probabilidad cada vez más grande.
Resuelve primero tus otras batallas internas y luego ve a enfrentarte a tu adicción.