
Dejar de fumar es sinónimo de esperar a que la necesidad de nicotina desaparezca con el paso del tiempo.
Desde la mente del adicto esto es muy difícil imaginarlo y comprenderlo, haciéndose patente en frases del tipo: «aunque pasen los años, sé que habrá situaciones en que me apetecerá.. ¡Si pudiera fumar solo aunque fuera en esas ocasiones especiales!».
Para que veas lo equivocado de este planteamiento, te voy a poner un ejemplo.
Imagina que un niño de 3 años duerme aún con chupete. Los padres le hablan para decirle que pronto tendrá que dormir sin él. El niño accede a dejar el chupete, pero a cambio de que cuando sea mayor pueda dormir con él en días especiales. Lógicamente, los padres accedieron sabiendo que un futuro ni se acordará.
Eso mismo es lo que ocurre a los años de dejar de fumar y haber superado la adicción. Al desaparecer la necesidad de nicotina, la persona no precisará de fumar ni en ocasiones especiales. Dentro de unos años, para ti un cigarrillo tendrá el mismo valor que un chupete la noche de tus 43 cumpleaños.