
El problema al que se presenta el fumador es como una tubería agrietada que libera agua. Imagina que te levantas una mañana y en el techo de la cocina hay una gran mancha de humedad. ¿Qué harías? ¿pintarías sin más la mancha o buscarías la grieta de la tubería para repararla?
Los pulmones de los fumadores son como el techo blanco y reluciente de una cocina. Cuando estos se empiezan a ponerse negros, lo único que nos queda es buscar y reparar la grieta (=la adicción).
Beber infusiones para limpiar los pulmones es como coger una brocha con pintura para tapar el verdadero problema que hay detrás de un techo manchado (=una pérdida de tiempo). ¿De qué sirve preocuparse tanto en si respiras bien, tienes mucha mucosidad o te pica la garganta? Todos esos son síntomas indirectos de un problema mayor (=la adicción).
Otro de los errores más habituales de los fumadores es buscar una explicación a su problema. ¿Por qué me hice fumador? Explicaciones muy habituales son: tenía muy baja autoestima, no tenía fuerza de volutad, empecé a fumar muy joven, tenía mucha ansiedad, etc. ¿De verdad crees que importa tanto la manera o el momento en que empezaste a fumar? El problema actual que tienes que resolver es la adicción, y en él te tienes que centrar. Comprender cómo funciona y conocer sus puntos débiles son pasos necesarios si quieres dejar de fumar de una manera más eficiente.
OLVÍDATE DE TODO LO DE ALREDEDOR Y CÉNTRATE EN TU TUBERÍA