Un virus llamado «Adicción»

Una de las creencias sociales más extendidas en la población sobre el tabaco es aquella que asegura que “el que ha sido fumador lo es para toda la vida”. Esta afirmación no es cierta si se comprende correctamente qué es la adicción a la nicotina.

El contacto repetido con la droga (nicotina), hace que el fumador sienta una “necesidad” artificial. La gran diferencia visible que hay entre un fumador y un no-fumador es la presencia de esta necesidad sentida de consumir una dosis más. Cuando una persona deja de fumar y no tiene contacto ninguno (absolutamente ninguno) con la droga, esta “necesidad” desaparece con el tiempo (1 nota al final). A partir de estos momentos, el que ha sido fumador pasa a tener una vida similar del que nunca ha fumado, pues nunca necesita fumar.

Otra cosa muy distinta es la “vulnerabilidad biológica” que queda en el cerebro del que ha sido fumador. A la persona que ha consumido nicotina durante mucho tiempo, y lo deja, le queda como una especie de “virus latente” o dormido que ya no es capaz de generar esa “necesidad artificial”. De modo, que si la persona vuelve a fumar (introduce de nuevo la droga en su cerebro), este virus despierta y reanuda su actividad: generar necesidad de nicotina. Aunque esto sea cierto, esta vulnerabilidad queda como un residuo que no altera la vida de la persona. Lógicamente, si no existe la necesidad de fumar, el sujeto no fumará y así no despertará al dichoso “virus”. ¡Todos contentos!

El problema viene cuando las creencias erróneas entran en juego. Por ejemplo: “hoy es la fiesta de los 25 años de la graduación y vamos a fumarnos unos cigarrillos para pasarlo mejor y echar unas risas” o “estoy muy triste por la muerte de mi madre, voy a ver si un cigarrillo me calma”.

Toda esta situación nos debe ayudar a comprender dos cosas fundamentales:

  1. La importancia de tratar las creencias erróneas durante el tratamiento del tabaquismo. No podemos conformarnos con tomar una pastilla.
  2. Que el que ha sido fumador NO lo es para toda la vida en términos de “necesidad” de droga, que es lo que realmente le debe importar a la persona. Que tu cerebro sea susceptible ante la exposición puntual a una droga nos debe ser irrelevante.

Son múltiples factores los que intervienen en la adicción (biológicos, de personalidad, sociales, etc.), pero sin duda, el tratamiento cognitivo de las creencias erróneas es un factor primordial si de verdad quieres curar tu adicción.

(1) Hay casos concretos donde el fumador no trata la adicción correctamente, dejando intacta alguna de sus creencias adictivas erróneas, hecho que puede dejar intacta la necesidad de fumar. Son consideradas como adicciones no resueltas. (ejemplo: dejo de fumar por mi salud, porque si por mi fuera, fumaría toda la vida, es un verdadero placer. Si me tocara la lotería, lo primero que haría sería fumarme una cajetilla entera”.

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