Mi padre dejó de fumar porque tenía mucha fuerza de voluntad

Es habitual escuchar eso de: “Mi padre dejó de fumar porque tuvo mucha fuerza de voluntad. Fumaba muchísima cantidad y estuvo más de 30 años haciéndolo, pero un día, con 60 años, el médico le dijo que tenía que dejarlo, y dicho y hecho, tiró la cajetilla y hasta a día de hoy no ha fumado ni uno. Es que él siempre ha tenido muchísima fuerza de voluntad”.

Lamentablemente he de decirte que el padre de esta persona no dejó de fumar con fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad es una característica bastante estable en la vida de una persona. Es decir, si este padre hubiera tenido una fuerza de voluntad extraordinaria, no debería haber esperado a tener 60 años para dejarlo, lo podía haber hecho muchísimo antes con esa “supuesta formidable fuerza de voluntad”. Lo que le ocurrió a este fumador es una cosa muy distinta, fundamentalmente dos acontecimientos cruciales. Voy a explicarlo.

Como Fumabook suele explicar, los fumadores “edifican” su adicción sobre un conjunto de creencias erróneas que funcionan como pilares o soportes sobre los que la adicción se va a sostener a lo largo de los años. Hay creencias que son más comunes que otras. Hay una muy extendida entre los fumadores y es ésa de “no creo que a mí el tabaco me vaya a matar, si llega el momento, ya tendré tiempo de dejarlo”. Los fumadores que mantienen su adicción sobre esta creencia pueden tener la siguiente experiencia. Cuando van al médico y éste les dice que tiene una mancha en el pulmón que probablemente sea un cáncer por fumar, esta creencia errónea queda aniquilada, de modo que uno de los principales sustentos de la adicción queda fuera de juego, haciendo que toda la estructura se tambaleé y pueda caer. Si una creencia errónea esencial se volatiliza, dejar de fumar debe ser más sencillo ya que pierde uno de sus puntos de apoyo.

Obviamente, este mecanismo no es el único. Cuando uno se entera de que padece una enfermedad importante y puede morir, los mecanismos de la supervivencia se ponen en marcha motivando a la persona a restaurar su nivel de salud óptimo. Esta fuerza motivadora tendrá también sin duda un papel esencial en esta situación.

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