Imagina que llevas un mes sin fumar y quedas con cinco amigos a jugar al póker.
Situación A: allí nadie fuma, pero a las dos horas decides fumarte dos cigarrillos que encuentras por allí tirados. Al llegar a tu casa te sientes muy culpable, con la sensación de haber tirado todo tu esfuerzo por la borda y decides ir a comprar tabaco y volver a fumar como lo hacías antes.
Situación B: los jugadores de póker son fumadores, y después de tres horas jugando en una sala cerrada has respirado el humo y nicotina ambiental equivalente a dos cigarrillos. Tú has triunfado y no has probado ni uno. Llegas a casa y te sientes pletórico, victorioso. Ves que lo estás consiguiendo. Has superado la prueba.
En ambas situaciones has metido en tus pulmones la misma cantidad de droga.
Dos cigarrillos sueltos no tienen el poder de reactivar tu drogadicción, el verdadero peligro procede de la interpretación que haces de tu toma de decisiones y de las emociones que derivan de ella, fundamentalmente la Culpa, la frustración y la sensación de incapacidad. El problema está en tu mente, no en tus pulmones.
El día que caigas, aprende para que no vuelva a ocurrir y no te castigues.
FUMABOOK 