
A la hora de ayudar a alguien a dejar de fumar te das cuenta que la persona tiende a generar en un momento dado una serie de resistencias. Hay momentos en que le aconsejas al fumador que se sincere con su familia, que lleve a cabo alguna actividad, que cambie algo de su rutina o su comportamiento, que realice su diario personal, etc. Cuando entra con algunas de estas recomendaciones en una “zona sensible” para el fumador, éste generará alguna resistencia. A medida que la persona presenta un engaño muy fuerte por la adicción, irá levantando resistencias a las distintas medidas o propuestas que se le vayan sugiriendo. Hay un punto en el que al fumador se le va acabando los argumentos que utiliza para bloquear el cambio a una vida sin tabaco. En este caso suele recurrir en última instancia al uso del COMODÍN o circunstancia en el que no podemos intervenir: “ES QUE YO SOY ASÍ Y NO PUEDO CAMBIAR”, “ES QUE YO PASÉ POR UNOS PROBLEMAS MUY GORDOS EN LA INFANCIA QUE ME HA DEJADO GRAVES SECUELAS”, “ES QUE HAY COSAS MUY GRAVES QUE NO TE PUEDO CONTAR”… Es muy frecuente usar problemas muy graves en los que la persona sabe que nadie le va a discutir (enfermedades o muertes de familiares, traumas infantiles, problemas económicos muy graves, etc.).
Esta manifestación es una muy mala señal de que la persona que tienes en frente no está por la labor de sacrificar nada ni de poner un poco de su parte. Así es imposible dejar de fumar e imposible ayudar. Recuerda que la adicción te hará creer todas las cosas que sean necesarias para que tú no dejes de suministrarle su dosis de droga. Hay un momento en que te tienes que plantar y gritar ¡BASTA!
RECUERDA NO USAR TUS DRAMAS PERSONALES PARA JUSTIFICAR QUE NO PUEDES DEJAR DE FUMAR