«He intentado dejar de fumar en innumerables ocasiones. Una vez estuve tres meses intercalando los cigarrillos con chicles de nicotina, otra con parches. En otro momento hice lo que me decían, bebí mucha agua, a todas horas, cada vez que me apetecía fumar uno, ahí que me tragaba medio litro. Me clavaron agujas en las dos orejas, probé hasta el láser, hierbas naturales, infusiones y unas pastillas que me dio mi cuñada. Pero aquí sigo yo, a pesar de todos los esfuerzos, de todo ese dinero y tiempo invertido, de todas esas ilusiones y esa motivación que cada vez va a menos. He puesto todo de mi parte, ya no me queda más por hacer…»
Si cultivas tapones de Coca-Cola y te levantas durante años a las seis de la mañana para labrar, sembrar los tapones, abonarlos, aplicar los plaguicidas, arrancar las malas hierbas… aunque te partas la espalda y vacíes tu cartera lo que te quede de vida, de ahí no crecerá nada de nada.
Con el tabaco pasa algo similar, esforzarse o gastarse dinero no te asegurará dejar de fumar si la dirección no es la adecuada, si tu Aprendizaje no se lleva a cabo, si tus creencias erróneas y tu cerebro adicto siguen mandando.
El fumador debe adoptar una postura activa donde él sea el promotor del verdadero cambio.
Qué ejemplo más bueno. De verdad que los fumadores somos patéticos.