
- Porque la inmensa mayoría del profesional sanitario no tiene formación en tabaquismo.
- Porque la formación específica sobre tabaquismo es insuficiente, no está en la formación básica universitaria y la que hay es cara y no habilita al sanitario para tratar el trastorno adictivo psicológico que es una parte muy importante de la enfermedad.
- Porque el mejor tratamiento farmacológico por sí solo a penas ayuda a dejar de fumar.
- Porque la mayoría de los sanitarios están enfocados en la «reducción del daño físico» y no en el tratamiento del trastorno psicológico.
- Porque la industria del tabaco dispone de mucho tiempo para implantar sus nuevos productos hasta que el método científico elabora evidencia contra estas nuevas formas de consumo.
- Porque la normativa antitabaco es insuficiente y la que hay no se cumple en su totalidad.
- Porque persiste el mal ejemplo social encabezado por progenitores, docentes y sanitarios que fuman ante las nuevas generaciones.
- Porque el cine sigue publicitando el tabaco.
- Porque el tratamiento serio y profesional de los pocos sanitarios que se lo toman en serio a penas llega a un porcentaje muy pequeño de fumadores.