Imagina que te sientas frente a una persona para jugar una partida de póker. Este adversario tiene una característica particular: es capaz de leer la mente de sus adversarios. Por eso podrá saber cuando dices la verdad o cuando te marcas un farol. Conocerá tus cartas, tus movimientos y tus estrategias. De esta manera será prácticamente imposible llevarte el montón de dinero que hay acumulado encima de la mesa.
Cuando uno quiere ganarle la partida al tabaco pasa algo parecido. La adicción habita como un parásito dentro de tu mente y por eso conoce de primera mano tus pensamientos, planes, miedos y debilidades. La partida contra el tabaco está perdida de antemano si lo que quieres es derrotarle. Él te conoce perfectamente, no podrás engañarle. No trates de entretenerle con trucos o extrañas artimañas, no te servirán.
La única estrategia útil será «abandonar la partida» dándole una patada al tablero y lanzando tus cartas sobre su rostro. La adicción juega con ventaja, conoce tus cartas y tus pensamientos. No trates de vencerle. Solo ignórale. Como te he dicho, es un parásito que quiere algo de ti, solo una cosa: NICOTINA. Ignorarle significa no darle ni una dosis más, no hacerle caso a sus demandas. Con el tiempo, sin su nicotina, él se marchará. No te servirá fumar menos, o fumar de vez en cuando, o administrarle su dosis con chicles, parches o cigarros electrónicos. Todo eso significa jugar a su juego, con sus reglas y con sus trampas. Así no le vencerás.
Levántate de la mesa, suelta las cartas y no vuelvas a sentarte frente a él.
AL TABACO NO SE LE PUEDE GANAR LA PARTIDA, PERO SÍ PASAR DE ÉL PARA QUE TE DEJE EN PAZ PARA SIEMPRE
FUMABOOK 