Ya no hace falta que decidas: el mundo lo hizo por ti.
Pararon las fábricas y los comercios lo dejaron de vender. No hay tabaco en las calles, no hay nada que fumar. Será estéril cavilar sobre la existencia de tu fuerza de voluntad o la mejor fecha para dejarlo, pues ya no será relevante. Millones de fumadores en todo el mundo saldrán a la calles desorientados, preguntándose cómo van a ser sus vidas a partir de entonces. No habrá tentaciones, dudas, recaídas ni lamentaciones… pues ya no dependerá de ti. Como en una isla desierta sin dulces pero repleta de fruta fresca. Ya tu mente no intentará engañarte, nada podrá conseguir de ti. Ya no te hablará y tú no le escucharás y el malestar solo será una amenaza que no se convertirá en nada.
No esperes que el mundo decida por ti