Recordemos aquel ejemplo de «barrer y esconder la basura debajo de la alfombra». Lógicamente si hacemos eso un día, y otro, y otro más… a las semanas o meses comprobaremos como la porquería saldrá por todas partes y tendremos que limpiar la casa desde cero. Todo el trabajo habrá sido inútil.
Hay personas que cuando dejan de fumar se cierran como una «caja hermética» y no quieren ni mencionar el tabaco, ni observar y evaluar sus sensaciones y ni escuchar nada relacionado con el tema. Ésta es la estrategia de la alfombra. Toda la suciedad que la mente del fumador va generando diariamente sobre el tabaco, la va tapando, evitando, ignorando, sin querer gestionar ninguna de esas cuestiones. Supone llevar a cabo justo lo contrario que recomendamos en Fumabook, donde animamos a sacar y airear en el Diario Personal todas nuestras preocupaciones.
La persona que se encierra y vive evitando «hablar o pensar sobre el proceso», va acumulando «suciedad» hasta que, un día, revienta y decide súbitamente volver a fumar. En sí supone llevar al extremo la técnica no deseada de «la fuerza de voluntad», donde el fumador convierte el proceso de liberación en una prueba de resistencia. Supone como ponerse bajo una inmensa tormenta, paralizado, aguantando el chaparrón, un día, y otro, y otro más… hasta que un día se harta y decide volver a casa.
Dejar de fumar requiere tomar ciertas estrategias y no de adoptar una postura pasiva.
Así que ya sabes, si llevas unos días sin fumar y sigues escondiendo bajo «tu alfombra» todos los desperdicios de tu adicción, lo mejor es volver a fumar y llevar a cabo una correcta preparación.
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