Muchas personas temen echar de menos el tabaco toda su vida, fundamentalmente en algunas situaciones especiales (como pueden ser una boda, un gran viaje, etc.). Esta situación denota un error muy frecuente en los fumadores. Vamos a explicarlo.
Cuando alguien quiere no fumar nunca a excepción de algunos momentos, es porque considera «fumar» un placer y no una «necesidad». Al pensar que fumar es un placer, no quiere renunciar a ello en ciertas situaciones. Es decir, quiere controlar a la adicción, eligiendo cuándo fumar y cuándo no. Este control, simple y llanamente, no es posible.
El cigarrillo no aporta placer, sino elimina el malestar impuesta por una necesidad. Esta necesidad aparece por la falta de nicotina en el cerebro. Es como cuando nos sentimos mal al estar deshidratados (necesitados de agua) y bebemos y nos sentimos bien. Nosotros no podemos elegir cuándo beber o no beber, diariamente tenemos que ingerir líquidos, si no morimos. Una NECESIDAD nunca puede llegar a CONTROLARSE.
No es bueno confundirse y pensar que sí que hay quien controla y puede fumarse solo 1 cigarrillo al día o unos cuantos durante el fin de semana. Eso no es control. La adicción es una necesidad que puede manifestarse de muchas maneras dependiendo de algunos factores como pueden ser los biológicos (cada cuerpo es un mundo). Hay adictos que desarrollan una necesidad de menos cantidad de nicotina (2 cigarrillos al día) o en circunstancias concretas (por ejemplo al encontrarse en reuniones sociales). Por eso, hablamos de personas con «menos necesidad» y NO con «control del consumo».
La buena noticia que tenemos para el fumador es que la necesidad de nicotina desaparece con el tiempo. ¡Exacto! con el paso de los años el cerebro adicto vuelve a su estado de no necesitar nicotina. Esto no quiere decir que al desaparecer la necesidad el fumador se vuelva inmune y pueda fumarse algún cigarrillo de vez en cuando sin recaer, NO, pues esta capacidad no la tiene nadie, ni tan siquiera quien nunca en su vida ha fumado. Incluso, podríamos decir que el que ha sido fumador tiene una mayor probabilidad de volver a desarrollar esa necesidad ante un solo cigarrillo. (La necesidad desaparece, pero la predisposición biológica a recuperarla queda permanente).
Con todo esto podemos afirmar que querer dejar de fumar para poder fumar en ocasiones especiales es una muy mala forma de empezar a trabajar nuestro objetivo.
La adicción no puede ser sometida a un control por parte del fumador, ni con entrenamiento ni estando años sin fumar. No es posible. Tu gran objetivo al dejar de fumar es esperar a que la necesidad desaparezca y para ello es imprescindible derribar las creencias erróneas que el cerebro adicto elabora y que explicamos cómo hacerlo en » Fumabook: el fin de una adicción «.