Es frecuente cuando alguien va a dejar de fumar que se formule algunas preguntas como son:
– ¿Es normal cierta mucosidad en las vías respiratorias? ¿Cuándo desaparecerá?
-Tengo tos desde que no fumo, ¿debo preocuparme? ¿Cuánto tiempo me durará?
-¿Cuándo tarda en limpiarse los pulmones?
-¿En cuánto tiempo mi cuerpo eliminará toda la porquería?
-¿Cuándo soltaré toda la nicotina? ¿Y el alquitrán?
-¿Cuándo respiraré mejor?
-¿Cuando se me podrá mejor la piel o mi cabello?
Ni una de estas preguntas son importantes a la hora de dejar de fumar. Ninguna de las posibles respuestas aumentará tus probabilidades de éxito. Además denotan que la persona está focalizada en los síntomas y signos físicos, cosa nada recomendable, ya que indica que vas a estar muy pendiente de los síntomas de la abstinencia, cosa nada buena. Olvídate de estos detalles, y si tienes alguna duda concreta (tos, dolor, etc.) un grupo de Facebook no es el sitio más adecuado para resolverla, ¡acude a tu médico!
Es importante que sepas que a medida que pasan los años sin fumar, también cumples edad. Es decir, no es bueno que tengas expectativas demasiadas optimistas sobre mejoras estéticas. ¡Los años no perdonan!
Dejar de fumar requiere de un trabajo con tus creencias erróneas ya que hacen que tu adicción sea más poderosa. No pierdas el tiempo en buscar infusiones o remedios para limpiar tu organismo, no te hará falta. Tu organismo no es un “saco de alquitrán y nicotina” que puedas vaciar y recuperar tu estado original. Fumar durante muchos años produce ciertos cambios estructurales y celulares que pueden ser irreversibles. Acabar con el tabaco te ayudará a no seguir machacando tu cuerpo y a disminuir las probabilidades de enfermar o morir, pero no te centres en lograr “limpiar” tus órganos en pocas semanas. Es absurdo y no tiene sentido alguno.
¿Qué importa si tu nicotina está 20, 40 o 60 horas en tu cuerpo? ¿De verdad que piensas que te ayudará en algo saberlo?
Céntrate en lo que importa y sigue trabajando duro.
FUMABOOK 