Las dificultades que experimenta un fumador a la hora de eliminar al tabaco de su vida, representa un conjunto de emociones y pensamientos difíciles de imaginar por alguien que no ha fumado nunca o lo ha hecho de forma muy esporádica. Por ello, lo primero que debemos hacer, es sentir por él un profundo respeto.
Podemos encontrar dos situaciones:
- En la que el fumador no quiere dejar de fumar: En este caso tenemos un doble objetivo. Por un lado, «desear dejar de fumar» y por otro, «lograr dejar de fumar». Estamos en una situación que debemos plantear a medio o largo plazo.
- En la que el fumador quiere, pero no consigue dejar de fumar: Es la situación donde el sujeto desea liberarse de la adicción, pero no encuentra la manera de lograrlo. Estamos frente a un objetivo a corto o medio plazo.
En otros post veremos con detenimiento qué hacer en cada caso. De momento, es importante que sigas las siguientes recomendaciones:
- Un sujeto debe dejar de fumar porque esté realmente convencido, y no porque se lo imponga nadie. El uso de castigos o reprimendas solo puede conducir a que el fumador se atrinchere más en su adicción.
- No recriminarle cada cigarro que se encienda ni la sospecha de que se haya fumado algún cigarro a escondidas.
- No debemos cuestionar sus capacidades. Tenemos que evitar frases del tipo “tú no tienes fuerza de voluntad”, “tú no haces nada por dejarlo”.
- Trataremos de rechazar afirmaciones que puedan generar sentimiento de culpa. Por ejemplo: “con tu humo estás matando a nuestros hijos”.
- Cuando esté dejando de fumar, no le recriminaremos su estado de ansiedad o irritabilidad inducido por la abstinencia. Por ejemplo “estás insoportable, prefiero que fumes a verte así, te vas a cargar la relación”.
- No compararle con alguien que haya logrado vencer al tabaco ni con nosotros mismos. Cada persona es un mundo distinto y debemos ser muy respetuosos con cada circunstancia.
Antes de un intento, debemos ofrecer todo nuestro apoyo con un discurso del tipo: “Aquí me tienes para lo que necesites. Sé que van a ser meses muy duros, pero yo estaré a tu lado. Comprendo que estarás más nervioso o de peor carácter, pero aquí estaremos los dos para poner todo de nuestra parte para superar este objetivo. Da igual cómo te vea, no te lo voy a reprochar”.
Por otra parte, y mientras llegue el día, sí que se deben implantar algunas normas de convivencia: Por ejemplo, acotar las zonas donde sí está permitido fumar dentro de casa (por ejemplo, en la terraza); no fumar dentro del coche; no fumar en presencia de los hijos (este tema es muy controvertido, pero la protección de los menores es primordial), etc. Hay que llegar a un consenso donde debe prevalecer la defensa de la salud de los que nos rodean.
Para ayudar a alguien a dejar de fumar debes ponerte de su lado, nunca en su contra
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook