“Hoy es mi primer día sin fumar. Llevo solo un par de horas. Estos últimos días estaba contento, pero ya anoche comencé a sentir tristeza con solo pensar que hoy llegaba el gran día. Desayunar sin mi cigarro ha sido mi primer reto, y lo he superado. Pero, si te digo la verdad, estoy completamente desesperanzado. Lo que ayer veía con claridad, hoy lo veo muy negro. Me empiezo a encontrar nervioso, sin ilusión, cabreado. Pienso que no merece la pena vivir así, y que lo mejor que puedo hacer es salir y comprar una cajetilla de tabaco. De todas formas, nadie hace todo perfecto en la vida, siempre se tiene algo y mi pecado es fumar. No lo puedo evitar. Lo que ocurre es que no quiero decepcionar a los que me rodean, mi familia sobre todo, y a mí, por supuesto. Estoy deseando dejar esta mierda, pero no puedo. Así estoy, entre dos lugares en los que no quiero estar: fumando tabaco o echándolo de menos. Si fumo, malo… y si no fumo, también malo. No tengo una tercera opción que me sirva, no la hay”
Nuestros Miedos tienen efectos mucho más devastadores que la ausencia de nicotina en nuestro cuerpo
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook