El dinero mueve el mundo. Por dinero se hace casi de todo, o tristemente de todo. Hay quien mata por dinero. El dinero es el que hace que te levantes cada día a las 7 de la mañana para trabajar. El dinero separa a las familias y a los amigos. Pero lo que no hace el dinero es que dejes de fumar. El dinero no suele ser un motivo de peso para eliminar al tabaco de tu vida, al menos para el que tiene. No obstante, todos conocemos o hemos conocido a alguien con dificultades económicas que no ha suprimido el tabaco de sus gastos mensuales. ¿Por qué ocurre esto?
En el libro Fumabook comentamos cómo influyen las recompensas a la hora de motivar una conducta. Recordamos al respecto que el ser humano prefiere recibir una recompensa pronto, aunque ésta sea pequeña, a una grande que tarde más tiempo en recibirse (la demora de la gratificación).
Al respecto, podemos citar el experimento de Marshmallow, donde se deja solo a un niño con una golosina y se le dice que si aguanta sin comérsela 20 minutos se le regalará una segunda y se podrá comer las dos. Los resultados muestran cómo dos tercios de los niños no aguantan y deciden comérsela. (Un dato interesante de este estudio es que aquellos niños que pudieron controlarse, tuvieron en el futuro un mejor trabajo y mayor éxito personal). Podéis ver el experimento aquí
Respecto al tabaco, encontramos dos situaciones. Podemos elegir entre:
- Fumar: La recompensa es inmediata. Tras una calada, la nicotina viaja velozmente al cerebro y “elimino el malestar por no fumar y satisfago el deseo de fumar”.
- No Fumar: La recompensa es demorada: “Protejo mi salud”, es decir, no enfermaré o moriré dentro de “X” años (la gratificación no es inmediata). Respecto al dinero, el fumador no se deja impresionar por la pequeña cantidad que gasta en un solo día, sino por el ahorro que supondría en muchos años sin fumar o en toda una vida, con lo que también estaría demorado en el tiempo.
Ahora bien, intentemos imaginar que el ahorro de dinero no es demorado, sino que se puede disponer de él de inmediato. ¿Qué ocurriría? Para ello veamos un ejemplo. Pongamos la situación de una pareja de novios de 30 años cada uno, que se quieren casar y comprar una vivienda, y que fuman unas 400 cajetillas al año cada uno (poco más de una al día) durante 40 años (supongamos que tienen suerte y llegan a los 70 con vida) a un precio de 5 Euros (usamos el precio actual sin considerar las subidas futuras del precio del tabaco). Esto nos da una cifra total de: 160.000 Euros.
Hacemos una visita a la pareja y le decimos que su gasto estimado en tabaco en sus vidas será de 160.000 euros y que lo ascendemos en concepto de futuras subidas a la cifra redonda de 180.000 Euros. A continuación le hacemos la siguiente propuesta:
“Si ustedes dos dejan hoy mismo de fumar, les adelantamos los 180.000 euros para que puedan pagar la boda, comprar la casa y adquirir todos los muebles. La única condición es que deben pagarme cada día la cantidad de dinero que os gastáis en tabaco en la actualidad”.
La joven pareja se ve en la posibilidad de cumplir sus sueños de casarse y tener una bonita casa. Además vivirían sin hipoteca y sin pagar ni un céntimo de interés al banco y sin pedir nada a sus familiares. Ambos se miran, sonríen y responden: “¿Lo único que tenemos que hacer es dejar de fumar?”… ¡ACEPTAMOS!
El ser humano da valor a las cosas dependiendo del tiempo que tarden en dárselas
El mal que produce el tabaco siempre se ve muy lejos
Cuando dejes de fumar busca y fíjate gratificaciones a corto plazo, un premio al mes, un regalito, una buena cena… Lo que prefieras.
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook