Hemos dicho en otras ocasiones que la adicción al tabaco suele expresarse de diferente forma entre las distintas personas que fuman, hasta el punto de poder afirmar seguramente que no hay dos fumadores iguales sobre la faz de la tierra.
Si preguntas a un grupo de sujetos sobre los motivos por los que les cuesta tanto dejar el tabaco, encontrarás una gran variedad de respuestas:
- Tengo un trabajo muy estresante.
- Tengo problemas muy graves en casa.
- Tengo facilidad para engordar.
- Padezco de los nervios.
- Tengo tendencia a la depresión.
- Me ayuda a relacionarme socialmente.
- Me da seguridad, me sube la autoestima.
- Me alivia mi estreñimiento.
- En mí tiene un efecto relajante.
- Sin fumar dejaría de ser yo, es parte de mi identidad.
- Tengo en la actualidad problemas económicos.
- Estoy en fecha de exámenes.
- Soy comercial y fumar me ayuda.
- Paso muchas horas en casa y me sirve para sobrellevar el aburrimiento
- Me hace feliz.
…etc…
Al parecer estamos ante una sustancia a la que se le atribuye gran número de propiedades: Adelgaza, relaja, ayuda a memorizar y comprender a la hora de estudiar, es un soporte para gestionar problemas personales, familiares, económicos o laborales, es un potenciador de las relaciones sociales, suaviza o cura la depresión y los trastornos de ansiedad, ayuda a definir la identidad personal, mejora las dotes comerciales, es un gran inhibidor del aburrimiento, cura el estreñimiento, eleva la autoestima y la seguridad en uno mismo, aporta felicidad, etc…
Podríamos asegurar, según estos datos, que estamos frente a un Supermedicamento que incide favorablemente sobre una gran variedad de problemas.
Lógicamente, esta última afirmación está carente de toda lógica. Que se le atribuya al tabaco tantas propiedades y de tan diferente índole, lo que único que nos puede llevar a sospechar es en la existencia de un mecanismo común en todos y cada uno de las personas que fuman: la adicción trabaja incidiendo sobre las debilidades o problemas personales.
Así, un sujeto que sufra de fibromialgia, asegurará que fumar alivia sus síntomas. Una persona que está pasando una crisis de pareja, argumentará que dejar de fumar puede potenciar gravemente sus problemas conyugales. Un trabajador que ha sido despedido de su empresa, podrá decir que no va a gestionar debidamente su situación de desempleo si deja de fumar; y así una larga lista de acontecimientos o situaciones adversas que justifican el seguir fumando cigarrillos.
La adicción es nuestra clara enemiga. Se aprovecha de nuestras debilidades y miedos para perpetuarse. No somos culpables de usar nuestros problemas, somos víctimas de una situación que nos ha sido impuesta sin darnos cuenta.
El tabaco es un Carcelero que se aprovecha de nuestros puntos débiles para hacerse indispensable
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook
Que gran razon
Que manera de autoengañarnos