¿Qué hacer cuando se tienen muchas ganas de fumar?

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Esta pregunta suele llegar cuando uno está con un deseo muy intenso y ya no sabe qué hacer para no caer y fumarse un cigarrillo. Lo ideal es hacerse esta pregunta mucho antes y llevar acabo un buena preparación. ¿Qué puedo hacer para que el deseo de fumar no sea tan intenso y me derribe?

A parte del trabajo cognitivo que hacemos leyendo el libro, post, etc… está la cuestión del «hábito». Es muy importante que dibujéis vuestra curva de necesidad comentado en otro post (leer aquí) y detectar así los momentos más críticos del día. Una vez los tengáis identificados, es muy conveniente cambiar vuestra rutina. Eso da pereza, molesta y puede cabrear, pero no hay más remedio que hacerlo. Vuestra nueva rutina debe estar adaptada a vuestras preferencias.

Otra aspecto importante es «limpiar» tu casa de tabaco, mecheros y ceniceros. Sí, puede darte pena… pero todo debe ir a la basura.

Es importante contar con las herramientas propuestas: el diario personal, la nueva actividad planificada, técnicas de relajación, etc. Hay mucha pereza a la hora de hacer estas cosas. Si tú no las haces, nadie las hará por ti. Llegado a este punto sé lo que puedes estar pensando: «muy bien, yo me he leído todo, sigo los consejos, etc… y sigo encontrándome muy mal».

Para ponerse fuerte no vale con ir al gimnasio, hay que cumplir con la rutina, ser constante, aumentar el peso paulatinamente… en fin, machacarse a base de mucho esfuerzo y sacrificio.

No es tanto buscar trucos para aliviar ese mal momento, sino planificar estrategias que mitigen o eliminen la aparición de esa crisis. Es decir, es mejor prevenir que curar. Si padezco experiencias muy desagradables me tengo que preguntar si estoy haciendo «la tarea» y si la estoy haciendo bien.

Os recuerdo que dejar de fumar no es únicamente una prueba de resistencia, no se trata de aguantar por aguantar, es cuestión de saber «pelear» el tema y no solo aguantar los golpes a lo «Rocky Balboa». Hay que ser rápido, ágil, ligero y mover bien los pies…y para ello, antes, hemos de haber entrenado duro, muy duro.

Intentar buscar ese «gesto» que nos calme el ataque brutal del Carcelero, es como querer anestesiarse el rostro para poder soportar los golpes de otro boxeador. Esa posición es un mal presagio. Es necesario que te movilices, que te levantes con furia y mucha activación para machacar al enemigo.

P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook

http://www.fumabook.com

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