La creencia de que dejar de fumar elimina o reduce la ansiedad está muy extendida por el mundo (tanto entre fumadores y no fumadores). Al respecto, es muy importante aclarar esta cuestión.
Si entendemos la Ansiedad como ese conjunto de síntomas como son: nerviosismo, inquietud, preocupación, palpitaciones, agitación, miedo, etc… fumar no la «cura».
Si entendemos la Ansiedad como ese malestar que aparece cuando estamos un tiempo sin introducir nicotina en nuestro cuerpo, fumar puede calmarlo. El problema es que esos síntomas no vienen de un cuadro ansioso, sino de la propia adicción. Es decir, es como si limpiáramos el suelo con una fregona mitad limpia y mitad sucia: a la vez que limpiamos… también ensuciamos ¿Qué quiero decir con esto?
Nos referimos a que fumar no cura la ansiedad que una persona pueda sufrir, solo mitiga brevemente algunos síntomas similares a los de la ansiedad que son producidos por la misma droga y que aparece cuando ésta se ausenta.
De ahí la importancia de ir eliminando de una vez por todas esos falsos efectos terapéuticos que se le han atribuido al tabaco. Fumar no mejora la salud nunca, por mucho que algunos se quieran convencer.
¿Alguna vez has visto a alguien que tras recibir alguna mala noticia, haya dejado de sufrir al haberse fumado un puñado de cigarros? Pues no, la verdad. Lo que ocurre es que la necesidad de fumar aumenta en momentos críticos. En otras palabras, ante una crisis personal el cerebro necesita una dosis más grande y más inmediata de la droga. La necesidad de droga se intensifica.
En ningún caso fumar te aliviará el sufrimiento que te provoque algún suceso negativo. El cerebro adicto, tu Carcelero, se aprovecha de tus debilidades para hacerse más fuerte y subirte «los impuestos»: te pide mayor dosis de droga.
Fumar no cura ni disminuye tu ansiedad
Fumar lo único que hace es callar al Carcelero que llevas dentro durante un rato hasta que vuelva a molestarte de nuevo
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook
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