El miedo a engordar tras eliminar el tabaco de nuestras vidas es una realidad muy frecuente entre los fumadores.
El fin de las Navidades, la llegada de un nuevo año o el fin de las vacaciones de verano son fechas muy habituales para proponernos acabar con nuestra adicción. El problema es que, durante estas celebraciones, la ingesta de calorías aumenta y, por tanto, solemos coger algún kilo que otro. Por ello, llegado el día elegido, nos cuestionamos si es el mejor momento para dejar de fumar.
Lo primero que tenemos que aclarar es si dejar de fumar efectivamente nos puede hacer coger peso. En algunos casos ocurre, pero no en todos. Hay quien, incluso, adelgaza. Este aumento de peso podría producirse de dos maneras:
1.Haciendo que comamos más, bien porque aumente el apetito o para calmar algunos de los síntomas de la abstinencia (como la ansiedad).
2.Influyendo en nuestro metabolismo, haciéndonos aumentar nuestra reserva de grasa.
Respecto al primer punto, debemos decir que si un sujeto, por ejemplo, sustituye tras la cena sus habituales dos cigarros por una bolsa grande de cacahuetes, indudablemente influirá sobre su peso. El problema no es dejar de fumar, sino las estrategias contraprucentes adoptadas para afrontar la abstinencia. Es como decir que la lluvia engorda. Si cuando llueve optas por quedarte en casa a inflarte de chocolate, pues claro que engordarás… pero no por culpa de la lluvia 🙂
Respecto al segundo punto, hay evidencia científica que apunta, en algunos casos, a un leve enlentecimiento del metabolismo al dejar de fumar. En referencia a esto es importante afirmar que el aumento de peso no ocurre en todas las personas ni el cambio, si se produce, supone que te conviertas en una persona obesa. Puedes coger unos pocos kilos fácilmente de controlar. Recuerda que hay otras situaciones en la vida (como las vacaciones, o las Navidades) que normalmente conducen a la adquisición de algún kilo y eso no hace que renuncies a ellas. Por esto, no puede convertirse en una escusa para seguir fumando.
Un gran porcentaje de la población no come correctamente. Es frecuente que con un pequeño ajuste en la dieta evitemos esos 3-6 kg que puedan venir. Asesórate con un profesional que te ayude a programar una dieta saludable.
El ejercicio físico no solo te ayudará a regular está cuestión, también te aumentará tu bienestar, disminuirá tus ganas de fumar y el malestar de la abstinencia. Haz deporte adecuado a tu edad y estado de salud.
La verdad, no vale la pena darle mucha más vuelta al asunto del peso. Dejar de fumar es una prioridad absoluta y hacerlo no te hará coger un peso desorbitado a no ser que te encadenes al frigorífico para soportar la abstinencia. Si lo que intentas es encontrar un motivo para seguir fumando… lo encontrarás.
Siempre decimos que dejar de fumar es producto de un proceso de aprendizaje que requiere de un esfuerzo y sacrificio. Tumbarse en el sofá a llorar las penas con una tarrina de helado no es la mejor forma de afrontar una nueva vida sin humos.
Detrás del tabaco hay una persona con sus propios hábitos alimentarios
No siempre se le puede echar la culpa de todo a la falta de tabaco
Debes convertir el proceso de dejar de fumar en un proyecto de superación y no en una amargada penitencia
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook