Imagina que vas en un barco y de repente un hombre cae al agua. La víctima hace señales de que se encuentra en peligro, ya que no sabe nadar. Inmediatamente le lanzamos un salvavidas. Aquel hombre aparta el flotador y se enfada mientras chilla ¡No quiero que nadie me ayude! A medida que pasan los minutos, comprobamos atónitos cómo poco a poco se va sumergiendo hasta que desaparece definitivamente, se ahoga y muere.
¿Cómo podemos auxiliar a una persona que rechaza nuestra ayuda? Esto suele pasarnos cuando alguien próximo a nosotros está intentando dejar de fumar.
Las primeras semanas sin fumar pueden ser realmente duras hasta el punto en que el sujeto llega a la conclusión de que no merece la pena pasarlo mal, no está justificado ese sufrimiento. Por mucho que le intentemos convencer o hacer razonar, se encuentra en una espiral de emociones y pensamientos negativos que no le dejan percibir la realidad tal y como es. En esos momentos, nos encontramos ante un «lobo hambriento» que hará aquello que haga falta para llevarse carne a la boca. El fumador piensa que no hay nada que le calme y rechazará cualquier alternativa o ayuda que se le proponga como: ir a pasear, ver una película o intentar relajarse. En esos momentos, la adicción golpea fuerte y se hace dueña de todos sus recursos mentales. Queda a merced del “mono”, a la deriva, inmerso en un mar de miedos, nervios y tristeza difícil de controlar. No querrá hablar con nadie, ni escuchar consejo alguno, se sentirá enfadado, irascible y muy solo, probablemente no encontrará consuelo en nada ni en nadie.
Por todo ello es muy importante preparar muy conscientemente el día en que dejemos de fumar anticipando todos estos sucesos que pueden ocurrir. Escribe en tu diario personal todas aquellas motivaciones y toda esa fuerza que sientes durante los días previos al inicio para que, una vez te sientas mal, puedas encontrar a tu verdadero «yo» entre esas palabras escritas.
Debes de luchar para no perder tu nivel de consciencia
P.M. Alles – Psicólogo y escritor del manual para dejar de fumar: Fumabook
Estoy de acuerdo contigo Pablo pero como hacer cuando de un día para otro te dicen que tienes que dejar de fumar porque si no lo haces igual la vida no te da otra oportunidad.
Nunca dejar de fumar es una obligación de un día para otro. La adicción en la mayoría de los casos necesita un tratamiento, y éste no dura dos días. Las prisas no son buenas. «Vísteme despacio que tengo prisas».