Del tabaco derivan 4 problemas fundamentales y estos suelen mezclarse, por eso no se afina con una solución eficaz para cada uno de ellos, pues se tiende a proponer soluciones generales. Vamos a verlos:
1. El problema social que hace que los niños y jóvenes sigan empezando a fumar.
2. La dificultad que tienen los fumadores que sí desean dejar de fumar para lograrlo.
3. Los fumadores que no quieren dejar de fumar a pesar del problema que supone para la salud.
4. Los problemas de salud y el gasto que deriva de esto.
El primer problema social se trabaja con educación a los jóvenes y, sobre todo, a los principales modelos sociales: padres, docentes, sanitarios, etc. sobre el comportamiento sobre el tabaco ante los más pequeños.
El segundo problema necesita de expertos en el problema psicológico que supone la ADICCIÓN.
El tercer problema requiere información y formación sobre tabaquismo a los fumadores más reacios a dejar de fumar.
El último problema exige de una atención médica eficaz y de medidas que disminuyan la cantidad de tabaco fumado por el adicto.
Las charlas en los colegios, la subida del precio del tabaco, las prohibiciones impuestas por ley, el consejo médico breve, el empaquetado neutro, etc. son medidas encaminadas a tratar los problemas 1,3 y 4. Pero cuando buscamos algo para dejar de fumar, es decir, para el problema 2, poco encontramos. La Sanidad Pública puede darte un breve consejo y una caja de pastillas, pero NO HALLARÁS UN TRATAMIENTO PSICOLÓGICO ESPECIALIZADO GRATUITO, y eso es un gran problema que refleja el abandono al que están sometidos los fumadores que sí quieren dejarlo pero no lo consiguen.
Se supone que la adicción al tabaco es una epidemia mundial y la primera causa de muerte evitable. Que curioso que se haga tampoco para atacar esta cuestión.
El Tabaquismo se merecería una especialidad propia dentro de la medicina, enfermería y psicología que diera una cobertura específica y seria a esta situación.
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