El cerebro de un niño recién nacido es como un trozo de barro fresco en perfecto estado para ser modelado y darle la forma más deseada. Cualquier cosa que se proponga un niño, puede aprenderlo: un idioma, un instrumento musical… lo que sea.
Con los años, la mente se va endureciendo, cristalizándose muy poco a poco, dejando de tener esa increíble capacidad para cambiar o aprender con esa facilidad.
Es cierto que algunas habilidades van disminuyendo, como el aprendizaje de un nuevo idioma a la edad adulta. Pero a parte de todo esto, hay una inmensidad de cosas que podemos cambiar. Muchas veces nos frena más el «qué dirán» y el concepto que tenemos de nosotros mismos (un concepto limitante) que las verdaderas posibilidades. No sabéis la capacidad que puede llegar a tener nuestro entorno para asimilar una nueva versión de ti. Si estás harto que te manipulen, o que piensen de ti que eres torpe o vago, o lo que sea, siempre puedes creer en ti y cambiar. Si tú te lo crees, los demás también se lo creerán.
Siempre puedes generar una mejor versión de ti si te apetece y si eso te hace más feliz. No es justo asumir un rol de perdedor o infeliz para una vida que nos toca vivir.
Esto mismo nos pasa con el hecho de fumar. ¡Nos vemos tan ligados al tabaco!…que nos cuesta mucho imaginar nuestro «Yo» sin tabaco. Eso es una pena. Esa sensación de que el tabaco forma parte de nuestro ser, de nuestra personalidad, es un verdadero lastre, y es una de las MENTIRAS más triste que tiene que soportar el fumador.
Con los años creamos un pequeño mundo rígido en la cabeza que poco tiene que ver con la realidad. Aunque no lo veas, aún tienes mucho por cambiar, como, por ejemplo, dejar de fumar. Si te da vergüenza hablar en público hazlo; si quieres estudiar algo, no lo dudes; si quieres aprender algo nuevo, ¡adelante!.
HOY PUEDE SER EL PRIMER DÍA DE UNA NUEVA VIDA
DI ADIÓS A TABACO