Ni un día más siendo fumador

Muchos fumadores viven en una continua batalla entre el deseo de dejar de fumar y el hecho de no conseguirlo; una batalla infinita que cansa, que agota. ¿Qué hacer en estos casos?

Desde mi experiencia la causa de este bloqueo es clara: la manera incorrecta de entender la adicción.

El fumador tiene un problema principal: LA ADICCIÓN. Detrás de todo esto hay otros obstáculos, como el componente “hábito” o las consecuencias por fumar (cáncer, enfermedades pulmonares, etc.). Los hábitos, con más o menos esfuerzos, se rompen o se modifican, y las consecuencias se minimizan o eliminan al dejar de fumar. Lo realmente complicado es salir de la adicción. La adicción es una trampa para la mente del fumador. El fumador, antes de dejar de fumar, debe entender que está sometido a un poderoso engaño cognitivo. No es cuestión de que vea la trampa con claridad y detalle (eso llegará con los años), la clave es que la acepte ciegamente y se deje guiar.

En contra de lo que debería ser, el fumador suele ser muy tozudo o resistente a la hora de aceptar esta realidad, este engaño. Para él siempre habrá un motivo falso que justifique su dificultad para dejar de fumar o para hacer las cosas a su modo. Veamos algunos ejemplos:

– Digan lo que digan, dejar de fumar es cosa de fuerza de voluntad.

– Aunque me digan lo contrario, yo sé que no voy a olvidar nunca el tabaco.

– No estoy de acuerdo, fumar sí es un placer.

– Que quiere que te diga, por supuesto que mis problemas personales me dificultan dejar de fumar.

– Que adicción, ni que leches, esto es un vicio, un hábito.

– Etc.

El engaño al que está sometido el fumador es tan poderoso, que si fuera consciente de él por tan solo unos minutos, caería de rodillas inmerso en un mar de lágrimas. Así es, la adicción es algo que visto desde fuera es tremendamente triste. Nadie en su sano juicio se gastaría un dineral en estar metiendo continuamente humo en sus pulmones cada hora de su vida, cada día de su existencia. Un humo que sabe y huele mal. Un humo que siempre resta salud y que en un 50% de las personas, acaba con su vida. Es un suicidio lento y dirigido por una pérdida de libertad que es invisible para el adicto.

Una vez dicho todo esto, al fumador solo le queda dejar de fumar, sin más, sin hacer caso de lo que le dicte el lado adicto de su mente.

Estar esperando que suceda “algo”, que cambie la situación… es una pérdida de tiempo. ¿Qué quieres que ocurra, que se cure sola la adicción? ¿Qué llegue la pastilla mágica? Precisamente la adicción va de eso, de que pienses que tú no puedes, de que lo vas a echar de menos, de que lo vas a pasar mal. Todos eso miedos se materializarán en las primeras semanas en sensaciones desagradables para que te arrepientas, te rindas y vuelvas al consumo.

¿Qué más te hace falta para poner fin a toda esta película que te controla y te mata?

NI UN DÍA MÁS SIENDO FUMADOR

http://www.fumabook.com

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