Capítulo 8

El zulo y el Carcelero
Hace muchos años, en el interior del útero de tu madre, comenzó a crearse un ser maravilloso dotado con la mayor tecnología biológica encontrada hasta el momento, fruto de millones de años de evolución: tu cerebro. Este órgano te permitió adquirir una inmensidad de nuevos Aprendizajes: desde dar los primeros pasos, hasta ser capaz de llevar a cabo una cantidad ingente de operaciones mentales. Creciste, siendo un niño, con la capacidad de jugar, reír y disfrutar de las personas y hechos que te rodeaban. A esas edades, no hacía falta tener grandes cosas para pasar una tarde agradable con tus amigos y amigas o con tu familia. Los días transcurrían sin más, jugando, aprendiendo
y creciendo, pero también luchando y esforzándote para tener un lugar digno en este mundo. Un día, ya no importa cómo y por qué (eso ya es lo de menos), un cigarrillo fue colocado entre tus labios, succionas- te el aire y una potente droga entró, a través de tus
pulmones, al torrente sanguíneo. Rápidamente esta sustancia llegó al cerebro y comenzó una reacción silenciosa cuyas consecuencias no serían visibles hasta varios años después.