Capítulo 8

Otro de los motivos que justifican el uso de estas metáforas, es la necesidad de crear la figura del Carcelero. Nos será de gran utilidad para “sacar” del cuerpo del fumador al responsable de su adicción y así poderle atacar eficazmente. Hay muchos fumadores sumergidos en una terrible culpa por haber fumado tantísimos años, golpeando duramente a su salud, su bolsillo y, muchas veces, a sus seres queridos. Una de las cosas primordiales que tiene que hacer el fumador es liberarse de toda esa culpa. Mirar al pasado y castigarse por ello es otro lastre más que nos frena para lograr nuestro gran objetivo. Lo hecho, hecho está y eso ya no se puede cambiar. Lo que sí está al alcance de tu mano es modificar tu presente y así tu futuro. Tu organismo tiene la maravillosa capacidad de limpiar los tejidos de toda esa basura química que los cigarrillos han dejado. Tu cerebro dejará de ser un cerebro secuestrado para volver a ser ese centro de control al servicio de ti, de tu felicidad y de tu salud. El día que dejes de fumar, deberás imaginar cómo ese feo Carcelero sale de tu cerebro para siempre. Cada vez que te sientas mal o “creas necesitar” un cigarrillo, deberás imaginártelo a él, a tu lado, con su cara horrible, urdiendo un plan para hacerte volver. Todo ello es necesario para evitar que caigas en su trampa de creer que el problema lo tienes tú, por no tener la capacidad para dejar de fumar o por creer que vas a ser un infeliz por no hacerlo. Ya está bien de pensar que tú tienes la culpa de todo, porque no es así. El responsable es la adicción, ese gran dictador que dio un “golpe de estado cognitivo” en tu cerebro y que te sometió tantos años. Saca al Carcelero de tu interior y muélelo a palos.