Detectarlas y hacerte consciente de ellas es un primer paso muy importante. Luego queda trabajarlas para disolverlas. Podría dedicarme en lo que queda de capítulo a intentar derribarte cada una de las distorsiones cognitivas que he citado en la lista anterior. Además de ser un trabajo farragoso, no serviría de mucho. Si empiezo a exponer motivos de por qué sí o por qué no sobre la veracidad de esas afirmaciones, lo único que puedo conseguir es despertar a tu cerebro adicto para que te infle de argumentos contradictorios a los que yo ponga encima de la mesa. En otro capítulo veremos una serie de ejercicios para que puedas ir disolviendo, paulatinamente, esas creencias erróneas. Al igual que un fisioterapeuta debe ir masajeando poco a poco una contractura muscular para deshacerlas en varias sesiones, tú deberás ir paso a paso ejercitando esas distorsiones para que se vayan encogiendo.