Detectar tus creencias erróneas, muchas veces, no es suficiente. Hay gran cantidad de fumadores que dicen “vale, reconozco que estoy equivocado, ¿y qué?, a pesar de eso no pienso dejar de fumar”. Recordemos que la función principal de este libro es ayudar a dejar de fumar a las personas que SÍ desean dejarlo y, en segunda instancia, aproximar al fumador que no quiere a una reflexión interna que, poco a poco, le vaya animando a planteárselo.
Por otra parte, no te preocupes si has señalado pocas distorsiones. Cada uno tiene las suyas, pocas o muchas, y en mayor o menor proporción. Hay personas que, sencillamente, les cuesta dejar de fumar porque piensan que no serán igual de felices que en la actualidad, o porque piensan que nunca perderán las ganas de fumar, y eso les agobia. No significa nada que tengas muchas o pocas creencias erróneas, lo importante es que las sepas detectar. El problema es que no hayas identificado ninguna y, además, no hayas sabido escribir en los espacios en blanco las tuyas propias. Siempre hay algo detrás que nos preocupa o nos bloquea. Tienes que estar muy atento para detectarlas. El cerebro adicto es muy astuto y puede hacerte creer que tú no posees ninguna distorsión cognitiva. Otro aspecto a tener en cuenta es que, a veces, detectamos unas, quedando otras ocultas. Por ello, debes reflexionar muy profundamente sobre los motivos que tú crees que pueden estar dificultándote dejar de fumar. No te conformes con hallar unas cuantas, deberás encontrarlas todas.