Capítulo 14

Hace muchos años (ni te acordarás ya), tú llevabas una vida en la que el tabaco no pintaba absolutamente nada de nada. Podías hacer cualquier cosa sin la necesidad de fumarte de vez en cuando un cigarrillo. Obviamente, tú no eras consciente de esta realidad. Tú, sin más, vivías sin darte cuenta de ello. No celebrabas el hecho de no necesitar nicotina ni tragar y expulsar humo. Un día, llego el Carcelero con toda su parafernalia y se asentó dentro de tu mente.

Un indeseado huésped que llegaría de puntillas y sin hacer mucho ruido. A partir de ahí, ya sabes todo lo que sucedió, TODO EXCEPTO UNA COSA.