Por todo ello, es imprescindible que comiences con tu rutina semanas antes de la fecha elegida. Planifica qué y cómo lo vas a hacer a partir del día señalado. Por ejemplo:
- Me despierto.
- En vez de desayunar en el trabajo, lo hago en casa. Sustituyo el café por zumo de naranja natural.
- A media mañana, en vez de salir con los fumadores, voy a dar una vuelta rápida a la manzana.
- Al llegar a casa, tras el almuerzo, no me quedaré tumbado en el sofá. Me iré a pasear 20 minutos.
- Después de llevar a cabo mis tareas (recoger a los niños, la compra, la comida del día siguiente, etc.) y depende de mí disponibilidad, evitaré quedarme de brazos cruzados, programando una actividad, bien recibiendo clases particulares (costura, pintura, piano, etc…) o siguiendo tutoriales por internet. Hemos debido comprar los materiales e iniciado la actividad semanas antes para poder seguir con la rutina de forma habitual. También hemos de haber empezado a incluir en nuestro día a día la escritura de nuestro Diario Personal donde reflejaremos nuestras emociones y pensamientos derivados de nuestra hipotética vida sin tabaco. Es fundamental haber iniciado antes todas estas actividades para que queden automatizadas y no requieran de muchos recursos cognitivos el día que dejemos de fumar y nos veamos desbordados. En cuanto nos sintamos mal, rápidamente deberemos escribir nuestro diario. Recuerda no realizar nunca estas actividades fumando (en las semanas antes del primer día sin fumar).
- Tras la cena, si echamos mucho de menos fumar, podremos sustituirlo con algo que nos entretengan; unas pipas, uvas, altramuces, etc. (sin abusar y por tiempo limitado).
- Si no sufrimos de problemas para iniciar el sueño, podemos adelantar la hora de acostarnos para no prolongar mucho el sufrimiento. Si hemos realizado ejercicio físico (natación por ejemplo) esto nos facilitará coger el sueño. Habla con tu médico por si necesitas una ayuda farmacológica para dormir, aunque sea los primeros días.
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